Durante décadas, los científicos estaban convencidos, gracias al estudio de los registros fósiles, de que las poblaciones de cangrejo rey de la Antártida solo vivían en aguas muy profundas, debido a la existencia de una barrera de agua muy fría que les impedía ascender a los 500 metros de profundidad.

Pero, ahora, un equipo liderado por el oceanógrafo Richard B. Aronson ha comprobado que esa barrera ya no existe, y que la actual temperatura y salinidad del mar están permitiendo a los cangrejos acceder a aguas muy poco profundas. De hecho, se teme que muy pronto puedan ascender hasta los 200 metros de profundidad, lo que significa que podrían llegar incluso a la plataforma continental.

Si eso se produjese, las consecuencias podrían ser terribles para el equilibiro de las especies de la zona, ya que estos cangrejos son grandes y hábiles depredadores. La causa de esta situación hay que buscarla, según los investigadores, en el aumento de las temperaturas.

Redacción QUO