Basta decir babosa de mar para que la mueca en el rostro se convierta en una expresión de desagrado, similar a chupar limón con moho. A menos que se trate de la especie Jorunna parva, un tipo de babosa que se asemeja a un conejo de peluche.

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Las “orejas” de este animal son en realidad rinóforos, órganos sensoriales que detectan olores o sabores que les permiten detectar químicos en el agua y desplazarse por el suelo oceánico.
Los Jorunna parva habitan el océano Índico de Filipinas a Japón.

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Juan Scaliter