El territorio de Doñana está siendo testigo de una afortunada experiencia de recuperación de una especie. Miguel Ferrer, biólogo de la Estación Biológica que mantiene allí el CSIC, ha coordinado un proyecto que ha conseguido triplicar la producción de pollos de águila imperial en un período de tres años. Este dato es especialmente significativo si se tiene en cuenta que el número de ejemplares se redujo a la mitad entre 1992 y 2004. Un 61% de las muertes se debió al consumo de veneno que se esparcía en los alrededores del parque de forma ilegal para eliminar zorros y otros predadores de conejos. El programa de recuperación ha conseguido reducir el uso de esas sustancias tóxicas y ha fomentado la presencia de conejos en el parque, para que las águilas no tengan que salir de sus límites a buscar alimento.
Por su parte, otra de las aves autóctonas que residen en nuestro país acaba de encontrar una razón más para protegerla: su respetable edad como especie. El quebrantahuesos, que se encuentra en peligro de extinción en Europa, ya surcaba los cielos cántabros en la época prehistórica. Un estudio internacional coordinado por Manuel González Morales, de la Universidad de Cantabria, ha confirmado que este buitre carroñero ya anidaba en la Cueva del Mirón hace entre 13.000 y 18.000 años. La investigación, publicada en la revista Journal of Archaeological Science, los programas de recuperación de esta especie, de la que actualmente hay censados 200 ejemplares en los Pirineos.

Pilar Gil Villar