En un principio creíamos que lo hacían solo en busca de comida y refugio. Pero pronto se observó que estos simpáticos animales pasan más de un 30% de su tiempo en árboles cuya hoja no podían comer ¿Qué les hacía entonces abrazarse a esos árboles? Según una investigación publicada en la revista Biology Letters, su fin no es otro que refrescarse. Si bien en invierno trepan hasta la copa de los árboles para ocultarse entre sus hojas, en los meses de verano, en cambio, quedan mucho más cerca del suelo y es cuando les vemos abrazados a los troncos.

No es el único animal que se abraza a los árboles para refrescarse en los días calurosos de Australia, sino que otros muchos utilizan esta técnica. «Los troncos frescos de los árboles ofrecen importantes microhábitats para una amplia gama de especies arborícolas, incluyendo primates, leopardos, aves e invertebrados cuando hace calor, afirma el estudio.

*Publicado en Quonectados

Redacción QUO