Las belugas del Ártico están siendo atacadas por un nuevo enemigo para el que su sistema inmunitario no estaba preparado. No tenía por qué. Hasta hace poco, el microbio causante de la toxoplasmosis, Toxoplasma gondii, no podía atravesar la barrera de hielos para llegar hasta ellas desde latitudes más templadas, pero el derretimiento de la zona le ha facilitado un auténtico paraíso de mamíferos vulnerables. Michael Grigg y Stephen Raverty, de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), han detectado su presencia y han advertido del riesgo para la población inuit, que incluye a las belugas en su dieta. Pero además han identificado a otro parásito como el responsable de una auténtica matanza de focas grises en 2012: una cepa desconocida hasta ahora de Sarcocystis pinnipedi al que también han sucumbido leones marinos, morsas y osos grizzly y polares. Esta amenaza se hallaba atrapada hasta hace poco en las masas de hielo.

El dato: 60 % de mamíferos marinos del Ártico occidental pueden estar infectados con parásitos terrestres.

Pilar Gil Villar