Suena a argumento de película de serie B, pero lo cierto es que la provincia China de Shaanxi está aterrorizada desde el mes de julio pasado. De entonces hasta ahora, más de 1.600 personas han sufrido el ataque avispón asiático (Vespa mandarinia). El resultado, por ahora, son 41 muertos, 37 enfermos graves y otras más de 200 personas ingresadas con distintos grados de crisis alérgicas. En condiciones normales, estas avispas suelen acabar con la vida de unas 40 personas al año, y en todo el mundo.

Esta especie de avispa, originaria de China y Japón, puede medir hasta 5 cm de largo y 7 de envergadura de alas, y su aguijón alcanza los 6 mm. Su picadura no solamente es dolorosa, sino que su veneno es tan potente que es capaz de perforar tejidos finos.

En realidad, su comportamiento no ha variado respecto a temporadas anteriores. Lo que ocurre es que el descenso de las lluvias en invierno y el ascenso de temperaturas en verano (con humedad) ha favorecido la proliferación de este insecto gigante. Así que, al haber más picaduras, aumenta la probabilidad de que piquen a personas alérgicas a su veneno.

Los ecologistas de la zona confirman que la sequía y el calor han ayudado a aumentar la población de avispas, pero también han resaltado que la rapidísima expansión de las ciudades está dejando sin hábitat para anidar ni alimento a la Vespa mandarinia. Eso hace que se aniden a veces dentro de la ciudad, lo cual se combate tratando de destruir sus moradas. Y precisamente estas avispas atacan cuando se sienten amenazadas o son molestadas. Eso sí, parte de su dieta está compuesta por abejas y avispas de menor tamaño, así que su agresividad está fuera de duda.

El gobierno de la provincia china ha tenido que movilizar a los bomberos y equipar a la policía con trajes especiales para intentar exterminar los avisperos que van encontrando.

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Redacción QUO