En los mamíferos la encargada de gestar a las crías es la hembra. Una vez engendradas, los machos quedan “liberados” para buscar otras candidatas y seguir fabricando prole. Sin embargo, en menos del 3% de las especies, renuncian a esa opción y se quedan junto a la madre de sus hijos. ¿Por qué?

La respuesta es objeto de dos estudios publicados hoy en dos revistas y con dos resultados diferentes.

El primero aparece en Science, ha considerado 2.500 especies de mamíferos y llega a la conclusión de que la llamada monogamia social apareció cuando ellos se dieron cuenta de que les resultaba mucho menos costoso quedarse cuidando y vigilando a una sola compañera que competir por otros. Sobre todo en especies cuyas hembras llevaban una vida independiente y establecían territorios que habrían obligado a sus pretendientes a largos desplazamientos de cortejo.

Tim Clutton-Brock y Dieter Lukas, ambos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han estudiado las relaciones filogenéticas entre especies para determinar en qué momento se pasaba de un sistema social con grupos de hembras o hembras solitarias a otro con parejas. De esta forma han descartado otra de las hipótesis propuestas tradicionalmente para esa transición: el cuidado de las crías. En su artículo, alegan que este evolucionó de forma secundaria una vez que se había pasado a la monogamia.

En este último punto están de acuerdo los autores del segundo estudio, aparecido en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS ). Christopher Opie, antropólogo del University College de Londres, y sus colegas se han centrado esta vez en 230 especies de primates. A pesar de barajar también el cuidado de la hembra y de la prole como causas, introdujeron otro posible desencadenante para la formación de parejas: evitar que otros machos cometieran infanticidio para que las hembras volvieran al celo. Y, según sus resultados, esta es la razón válida.

Si bien las otras actitudes aparecen relacionadas con la monogamia, sólo en esta última han podido comprobar que la incidencia de infanticidio por parte de los machos precede a la monogamia social.Los autores destacan que, una vez instaurada esta en una especie, los machos no vuelven a aparearse con varias hembras y además se acorta el tiempo de lactancia.

Ninguno de los estudios llega a conclusiones respecto a los humanos.

Pilar Gil Villar