Es algo habitual en nuestras mascotas pero tal vez no sea un juego. Un estudio de la Universidad de Helsinki encontró similitudes entre los perros que se persiguen la cola y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que sufren los seres humanos.

Entre otras cosas, en los dos casos influye la alimentación, las experiencias de la infancia y la genética. También coinciden otras actitudes como la timidez o asustarse con el ruido, propio de los perros que se persiguen la cola y también de las personas con TOC. Los investigadores observaron que los perros que consumen complementos vitamínicos con la comida son menos propensos a perseguir su cola. También hay indicios de que estos nutrientes influyen en los humanos con trastornos obsesivos. Gracias a este estudio podríamos conocer mejor algunas de las enfermedades psiquiátricas que afectan a las personas.

Redacción QUO