Quizás hayáis oído que se dislocan la mandíbula, pero no es así, la estiran.

La mayoría de los huesos del cráneo de la serpiente, lo que incluye el maxilar superior e inferior, no están encajados y sujetos, como sucede con los mamíferos, sino unidos con un ligamento flexible. Uno de esos huesos une la mandíbula inferior con la superior en una bisagra de doble articulación. Se le llama «hueso cuadrado«, porque tiene cuatro puntos de unión.

Nosotros también tenemos uno de estos huesos cuadrados, pero ya no está unido a la mandíbula, sino que se ha desplazado hacia el oído y se ha encogido hasta convertirse en el «yunque«. Se combina con el martillo y el estribo, para construir el milagro de eficiencia que es el oído medio humano. Esta estructura de tres huesos amplifica el sonido y permite una audición mucho más aguda que el sistema reptiliano, en el que el tambor está conectado directamente al oído interno mediante el estribo y nada más. Por lo tanto, aunque no podamos tragarnos una cabra entera, nuestra audición es mucho mejor que la de las serpientes.

A pesar de sus mandíbulas extraordinarias, a veces las serpientes comen más de lo que pueden tragar.

En 2005, se encontró en el Parque Nacional de los Everglades de Florida una pitón birmana de cuatro metros de longitud, de cuyo estómago salían los restos de un caimán de 1,8 metros. Al parecer, la serpiente había explotado en el intento de tragarse al caimán entero. Se cree que el caimán arañó el estómago de la serpiente desde el interior hasta que lo rompió.

Las pitones birmanas proceden del sudeste asiático y son una de las seis serpientes más grandes del mundo: en su hábitat natural, pueden superar los seis metros de longitud. Ahora infestan los Everglades y todas son mascotas que los propietarios han abandonado o perdido.

En 1999, un estudio de la Universidad de Cornell estimó que el control de especies invasoras cuesta a Estados Unidos la extraordinaria cifra de 137.000 millones de dólares anuales. En los cinco años siguientes, se importaron 144.000 pitones birmanas más a Estados Unidos.

En 2010, Florida aprobó al fin una ley que prohibía la importación de pitones birmanas, pero ya era demasiado tarde. El clima caliente y húmedo de los pantanos es ideal para ellas y para docenas de otras especies no autóctonas, como los varanos y los monos vervet. Los enfrentamientos entre caimanes y pitones birmanas son bastante frecuentes y se han convertido en una atracción turística. Suelen acabar en empate.

Redacción QUO