Las arañas Caerostis darwini de Madagascar tienen la peculiaridad de montar sus redes por encima de anchos ríos o lagos. Las inmensas construcciones circulares pueden llegar a los 2,76 m2 de superficie y están suspendidas de hilos de seda enganchados en la vegetación de ambas orillas por los extremos, que pueden estar separados por hasta 25 m de distancia. ¿Por qué colocar una trampa tan ancha en un espacio tan abierto?

Es la pregunta que se hicieron el biólogo Matjaž Gregorič, de la Academia Eslovenia de Ciencias y Arte, y su equipo. A juzgar por estudios sobre otras especies de arañas con telas de grandes dimensiones, existía la posibilidad de que su finalidad fuera atrapar suculentas presas que les garantizaran la supervivencia como complemento a la dieta diaria de pequeños insectos. En efecto, los investigadores comprobaron que las redes de C. darwini, elaboradas con la seda de araña más resistente y elástica que se conoce, podrían resistir la embestida de pajarillos o murciélagos sin romperse. Sin embargo, tras cientos de horas de grabación, no sorprendieron a ninguna víctima con esas características.

La explicación alternativa que publican en el Journal of Archnology es que las telarañas pueden estar diseñadas para capturar enjambres de insectos semiacuáticos, como libélulas, que compensarían el esfuerzo de elaborar construcciones tan complejas. Según nos cuenta Gregorič, para realizarlas “C. darwini pone en práctica un conjunto especial de comportamientos, algunos desconocidos en otras especies, que han coevolucionado junto a las extremas propiedades mecánicas de su seda. La combinación de ambos factores ha permitido que esta especie conquiste este hábitat único”.

En su opinión, seguramente estas arañas no utilizan más seda porque la extensión de la tela sea mayor, ya que la estructura no es muy tupida: “la mayor parte del esfuerzo –asegura– la invierten en construir la línea de suspensión, que mantienen durante mucho tiempo, mientras van reconstruyendo el cuerpo de la telaraña a diario”. Además, añade que, para aprovechar al máximo el material y el trabajo , “las arañas que construyen telas circulares suelen comerse la antigua antes de construir una nueva”.

Pilar Gil Villar