Hay ocasiones en que las pequeñas victorias se convierten en históricas. Es el caso del pueblo indígena de los soligas, en la India, a quienes se les ha reconocido el derecho de poder vivir en su territorio ancestral, donde hoy se encuentra una importante reserva para tigres.

El gobierno local expulsó a los miembros de la comunidad indígena en el año 1974, prohibiéndoles a su vez cazar y cultivar en las zonas cercanas. Todos tuvieron que abandonar sus hogares en las colinas de Biligirirangan (Karnataka). La excusa gubernamental en aquel momento fue la de proteger la vida salvaje de la zona.

Desde el ‘destierro’ de los soligas, el debate sobre como conciliar los derechos de los pueblos indígenas con la conservación mediambiental se abrió y se ha alargado durante más de 30 años. Los indígenas aseguran que son ellos los que han cuidado y protegido a los tigres durante todo ese tiempo, «Si nos echas, acabas con los tigres», aseguraba un soliga para argumentar la incoherencia de la decisión gubernamental de expulsarles de sus tierras ancestrales.

Hoy por fin, tras treinta años de debate, el gobierno local ha restablecido oficialmente el derecho de los soligas a poder usar, recolectar y vender productos del bosque del interior del Santuario del Templo de Rangaswami. A comienzos de este año, la comunidad de 1.500 soligas pensó que perderían sus hogares cuando dicho Santurario fue transformado en una reserva para tigres, pero finalmente el desenlace no fue tan previsible como ocasiones anteriores, ya que ahora, según la Ley de Derechos de los Bosques, los soligas tendrán derecho legal a usar y proteger hasta un 60% de la reserva. En total, la comunidad soliga la forman unos 20.000 indígenas, y llevan viviendo en las colinas de Biligirirangan desde hace generaciones.

Los soligas están trabajando ahora en una propuesta para gestionar la reserva para tigres en colaboración con las autoridades del estado de Karnataka, usando su conocimiento tradicional.

Por su parte, el director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado que: “El Gobierno indio está empezando a darse cuenta de que los pueblos indígenas son, de lejos, los mejores conservacionistas. Lo ideal sería que el resto del mundo tomara ejemplo. Expulsar a los indígenas de sus territorios ancestrales en nombre de la ‘conservación’ no es solo ilegal, además de destruirlos, sino que también es sinónimo de desastre para el medio ambiente y la vida salvaje en la zona”.

Redacción QUO