A principios de este año, el Archaeopteryx, el género de aves más primitivas, famosas y bellas que se conocen, fue derribada de su pedestal y del primer puesto de ave de la historia, por el descubrimiento de un dinosaurio terópodo celurosauriano que vivió a finales del período Jurásico denominado: Xiaotingia zhengi, el cual fue hallado en el oeste de China a comienzos de 2011 por Xing Xu, Hailu You, Kai Du y Fenglu Han. Este y el Archaeopteryx se parecían mucho, por lo que los científicos afirmaron que no era un ave sino un dinosaurio y el puesto de primer ave quedó desierto.

Cuando apareció este dinosaurio chino, se armó un revuelo de grandes dimensiones, vamos, tanto es así que al Arqueotoperix le ‘cortaron las plumas’ y dijeron que no era un ‘pollo’ sino un ‘dino’ con alas y dos patas, de aquellos que dieron los primeros pasos hacia el vuelo. Decían entonces, que pertenecía a los Deinonicosaurios, un género de dinosaurios carnívoros, cuyas principales características eran la posición bípeda, las plumas sobre su cuerpo o un dedo extensible en las patas posteriores.

Ante el hallazgo, los científicos chinos decidieron entonces poner patas arriba el árbol genealógico y eliminar al arqueoptérix de la rama de las ‘aves’ para colocarlo en otra rama estrechamente relacionada con la anterior, la de dinosaurios con forma aviaria -ya sabéis que los dinosaurios son evolutivamente anteriores a las aves-.

La nueva investigación que devuelve los honores al Archaeopteryx, ha sido publicada hoy en Biology Letters por el biólogo evolutivo, el Dr. Michael Lee, de la Universidad de Adelaide y el Dr.Trevor Worthy de la University of New South Wales y dicen que, efectivamente, es un pájaro.

Para establecer estas conclusiones, se han basado en un método para construir árboles evolutivos que recibe el nombre de “máxima verosimilitud”. Esto, consiste en estudiar los distintos rasgos del fósil para ver si se parecen más a una u otra especie. Pero no todos los rasgos valen igual a la hora de decidir, ya que hay rasgos que se adquieren de forma más lenta evolutivamente, y son más propensos a conservarse. Así pues, dicen, estos rasgos deben pesar más a la hora de establecer si el fosil pertenece a la rama de los pájaros o de los dinos. Lee encontró, a priori, que si cuentas el número de rasgos de Arqueopterix de un lado y de otro, prácticamente la cosa es del 50:50 entre dinosaurio y ave. Pero si rascas y das más valor a esos rasgos que tienen más peso evolutivo, gana el título de Ave. Por ejemplo, un hueso de la espalda es probable que evolucione sola una vez y ha de tener más peso que el color de piel, que puede variar mucho, y por lo tanto es un rasgo menos confiable para la construcción de árboles evolutivos.

Por otro lado, el Arqueopterix comparte características con los dinosaurios como los dientes, las garras y una larga cola ósea, y también posee rasgos de las aves contemporáneas: plumas bien desarrolladas en sus alas y cola, espolón, patas con tres dedos..

Entre los enigmas sin resolver están las bellas plumas de Arqueópterix, que son muy modernas. Sus alas son muy parecidas a las de pajaros actuales, pero aún los investigadores no saben con certeza si este llego a echar alguna vez el vuelo.

Lo sentimos por el Xiaotingia zhengi, pero el merecedor del primer puesto que había quedado desierto ha recuperado su ‘medalla’.

Redacción QUO