A veces, al final del ocaso se puede contemplar en el horizonte un breve destello en la parte superior del Sol. Se trata de un fenómeno óptico muy poco habitual conocido como rayo verde, pero aún resulta mucho más excepcional si aparece provocado por la Luna. Y justo así es como lo ha captado el ingeniero y fotógrafo aficionado Gerhard Hüdepohl desde las inmediaciones del Observatorio Europeo Austral(ESO) en Cerro Paranal (Chile).

Este impresionante espectáculo se produce porque el aire de las capas bajas de la atmósfera, más denso, actúa como un enorme prisma que refracta la luz, un efecto que se intensifica con el aumento de la temperatura. Al pasar a través de ellas, los rayos de sol, o de la Luna en este caso, se curvan hacia abajo y se “despliegan” en sus distintas longitudes de onda. Las zonas de luz roja del espectro se inclinan más hacia abajo y las azules y verdes más hacia arriba, desde el punto de vista del espectador. Cuando el astro (o el satélite) desciende, durante un momento los rayos rojos ya se han ocultado, pero no así los azules y verdes. Si los azules se dispersan en la atmósfera, podemos contemplar un breve destello verde que no tarda en desaparecer.

La rareza y belleza de tal visión inspiraron una de las novelas de Julio Verne (1882), y una película de Erich Rohmer (1986), tituladas ambas El rayo verde.

Pilar Gil Villar