Es 22 de marzo, Día Mundial del Agua. Naciones Unidas nos recuerda desde 1983 la importancia y escasez de este elemento: más de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2.600 millones no disponen de sistemas de saneamiento adecuados.

En todos los países del mundo se celebrarán una gran cantidad de actividades de todo tipo, como la emisión dedocumentales, la realización de conferencias, o la puesta en práctica de las recomendaciones para cuidar este recurso natural. En España, Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia dedica el día a esta concienciación.

Cada año se elige un lema para sensibilizar a la población de algún problema concreto especialmente relevante. En esta edición de 2011 se trata de “Agua para las ciudades: respondiendo al desafío urbano”. Y es que, según datos de la ONU, el 50% de la población mundial vive en ciudades de diez millones de habitantes o más. El 93% de la urbanización se produce en países pobres o en desarrollo, y el 38% de la expansión de las ciudades se produce en suburbios, cuyos habitantes carecen de agua en mínimas condiciones.

En este sentido, la recién creada Fundación We Are Water señala que cada 20 segundos muere una persona por enfermedades causadas por el mal uso del agua. Esto significa dos millones de muertes al año, la mayoría niños menores de cinco años. Entre otros proyectos de sostenibilidad ligados al agua, recientemente ha coproducido el documental Aral, el mar perdido, dirigido por la cineasta Isabel Coixet, que podrá verse en la propia sede durante el Día del Agua (y el La 2 de TVE).

Cada vez serán más los problemas de la población: la ONU estima que entre 2005 y 2020 las barriadas de todo el mundo crecerán a un ritmo de 27 millones de personas al año. Por ello, uno de los grandes desafíos del siglo XXI será garantizar a toda esta población el abastecimiento de agua con la calidad y cantidad suficientes.

Para evitar esta situación, la inversión a nivel mundial no sería muy elevada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que serían necesarios 8.500 millones de euros al año para reducir a la mitad el número de personas que no tienen acceso al agua potable.

Sin embargo, no parece la prioridad de las agendas gubernamentales, a tenor por los datos de la ONG Acción contra el Hambre. Según esta organización, la financiación internacional a los programas de agua y saneamiento ha disminuido un 5% en la última década.

Además de reclamar a sus gobiernos una mayor concienciación, los ciudadanos también pueden contribuir a reducir este problema. Para empezar, pueden seguir en su casa unas cuantas sencillas medidas para no derrochar agua, como ducharse en vez de bañarse, no dejar el grifo abierto, utilizar sistemas economizadores de agua, tener a punto las cisternas y grifos para evitar pérdidas de agua, etc. Otra posibilidad es colaborar con las organizaciones que luchan contra este problema en el mundo, como las citadas We Are Water o Acción contra el Hambre.

Redacción QUO