Los hábitos de alimentación del algunos peces están determinados por el tamaño de su cerebro. Así lo ha descubierto el profesor Rob McLaughlin, de la Universidad de Guelph (Canadá).

«Hemos descubierto – señala McLaughlin – que los peces que nadan en aguas abiertas en busca de comida tienen telencéfalos más grandes que los que esperan que el alimento venga hacia ellos.”

El telencéfalo es la región del cerebro que está relacionada con el movimiento y el uso del espacio en los peces. “Es responsable de la habilidad del pez para nadar por diferentes sitios y recordar el paisaje de modo que no se pierda”.

Pese a que la investigación demuestra que los hábitos alimenticios de algunos peces están relacionados con el tamaño de su cerebro, McLaughlin no tiene claro aún si los diferentes comportamientos desencadenaron las diferencias en el cerebro o si, por el contrario, fueron las diferencias estructurales las que cambiaron el comportamiento. “puede que haya algo en el ambiente o en la estructura cerebral – concluye McLaughlin – que hace que algunos peces sean más activos que otros ya que hay evidencia que su cerebro es bastante plástico y puede cambiar la estructura dependiendo de donde se desarrollen más rápido las neuronas.”

El estudio se realizó en dos trucha fontinalis (Salvenilus fontinalis) con diferentes hábitos y para McLaughlin constituye una oportunidad única de comprender porqué hay diferentes personalidades en individuos de una misma especie: “A menudo tendemos a centrarnos en cómo afectamos nuestro ambiente y cuanto reducen la biodiversidad nuestras acciones, pero obviamos procesos que constantemente crean biodiversidad”.

Juan Scaliter