Un misterio que ha intrigado a los científicos durante más de 40 años parece haber sido desvelado. Los insectos voladores nocturnos usan en las turbulencias atmosféricas como GPS para orientarse en sus vuelos a cientos de metros de altura y en la oscuridad.

Estos seres poseen unos sensores que detectan movimientos del aire extremadamente débiles. De esta manera, utilizan las turbulencias para saber en qué dirección se mueve el aire. Es la explicación de los responsables del hallazgo, un grupo del Rothamsted Research, un instituto que pertenece al Consejo de Investigaciones en Biotecnología y Ciencias Biológicas de Reino Unido, y expertos de la Universidad de Greenwich.

El hallazgo de éste y otros rasgos del vuelo de los insectos a grandes distancias permitirá precisar las trayectorias de vuelo de los insectos migratorios nocturnos, y pronosticar el movimiento de plagas de insectos.

Redacción QUO