La musculatura de las aves es fundamental para resistir el vuelo, y más aún cuando se trata de cruzar medio mundo en su destino migratorio. Acaban de encontrar que las hay más o menos fornidas.

El playerito pectoral (Calidris melanotos), un  ave que apenas pesa 100 gramos, parte de América del Sur y vuela hasta Alaska todos los años en su escarceo anual en busca de pareja. Recorre una media de 3.000 km. Pero esa es solo la media. Los hay que pierden fuelle antes, y los hay olímpicos.

Investigadores del Instituto Max Plank de Ornitología en Seewiesen, Alemania al monitorizar una migración de playeritos, encontraron que hubo uno, el más resistente de todos los ejemplares, que superó los 13.000 km recorridos y visitó 24 sitios en los que había posibilidades de reproducirse.

El pecho con «tableta»

Es solo una metáfora, pero lo cierto es que la musculatura pectoral de las aves aumenta con el entrenamiento.

La musculatura ha de estar tonificada para resistir el vuelo, y más aún cuando se trata de cruzar medio mundo en su destino migratorio.  Además, el tamaño de las fibras de sus músculos, determina el rendimiento.  Así, dentro de una misma especie, hay aves extraordinarias, más atléticas que otras.

Para un humano corredor de maratones, y para los velocistas de máximo nivel, la eficiencia depende mucho del tamaño de su cuerpo y de la estructura de su musculatura. Del mismo modo ocurre con las aves. Esta es la conclusión  a la que han llegado en un estudio con una especie de aves marinas salvajes que pueden recorrer cientos de kilómetros al día para encontrar comida. El estudio se ha publicado en el Journal of Experimental Biology.

Los investigadores estudiaron una colonia de gaviotas pequeñas, conocidas como gaviotas tridáctilas.

Imagen de gaviotas tridáctilas tomada por la investigadora Kristen Lalla.

Una vez que los polluelos de gaviota salen del cascarón, los padres tienen que buscar alimento para sus crías, a veces volando hasta 250 km en un día. En el proceso pierden un 10% de su peso corporal, sobre todo por la pérdida de grasa, y aumentan el tamaño de los músculos del pecho, y no en todas por igual.

Las gaviotas del estudio crían y anidan en una torre de radar abandonada en la isla de Middleton (Alaska). La torre de radar abandonada de 60 metros de altura en la remota isla de Middleton (Alaska) ha sido modificada mediante la adición de plataformas de anidación con cristales unidireccionales.

Las gaviotas llevan una especie de Fitbit para aves

Los investigadores pueden subir a la torre y ver de cerca cientos de crías de gaviotas. CRÉDITO DE LA IMAGEN: Kristen Lalla.

Colocaron acelerómetros GPS -Fitbit para aves- a las gaviotas tridáctilas para seguir su vuelo, y descubrieron que a veces se desplazan hasta 250 km al día para encontrar comida para sus crías.

Las aves más musculadas necesitan aletear menos

Combinando los datos del rastreador GPS con diminutas muestras musculares de algunas de las aves, los investigadores descubrieron que, a pesar de batir las alas con menos frecuencia, las aves con fibras musculares más grandes eran capaces de volar tan rápido como las que tenían fibras más pequeñas.

El equipo también descubrió que las aves que volaban más rápido tenían un mayor número de núcleos -que producen las proteínas que impulsan el vuelo- en sus células musculares, lo que les permitía activar más fibras musculares para desplazarse en vuelo.

Ejercicio para desarrollar la musculatura

Del mismo modo que los deportistas se ejercitan para mantener el tono muscular, las gaviotas que más vuelan tienen los músculos más desarrollados.

«Estas aves no son adictas al sofá. Está claro que, al igual que los atletas de élite, necesitan tener el cuerpo y los músculos en excelente forma para poder recorrer esas largas distancias para alimentar a sus crías. Pero hace tiempo que se plantea la cuestión biológica de por qué algunas aves rinden mucho más que otras», dice Kyle Elliott, profesor adjunto del Departamento de Ciencias de los Recursos Naturales de la Universidad McGill en la Escuela de Medio Ambiente Bieler, y coautor del estudio. «Estudios anteriores se han centrado en los niveles hormonales, la masa corporal o los niveles de glóbulos rojos como indicadores del rendimiento de vuelo. Nosotros descubrimos que la estructura muscular y la masa corporal predicen conjuntamente el rendimiento».

GPS a modo de pulsera Fitbit en la gaviota. Foto de Kristen M. Lalla

 

Información bibliográfica completa

«La acelerometría predice la ultraestructura muscular y las capacidades de vuelo en un ave salvaje» por Kristen M. Lalla et al en el Journal of Experimental Biology . doi: 10.1242/jeb.234104