Los músicos tocan las composiciones de Beethoven más lento de lo que indican sus partituras. Si las siguen al pie de la letra, suenan frenéticas y son casi imposibles de ejecutar incluso para los músicos más virtuosos.

Después de 200 años interpretando las obras de Beethoven,  directores y músicos han ignorado las indicaciones de tempo de sus partituras, porque son demasiado rápidas, incluso en algunas piezas, como su sonata  Hammerklavier, ni siquiera los músicos más virtuosos pueden seguirlas. Así que los directores tienden a tocar homogéneamente por debajo de las marcas de Beethoven.

¿Por qué Beethoven anotó un tempo imposible en sus obras? Científicos de la UC3M de Madrid han encontrado una explicación utilizando Big Data.

En el año Beethoven, enmudecido casi totalmente por la mascarilla de la COVID-19, científicos de la UC3M de Madrid han encontrado respuesta a uno de los mayores enigmas históricos sobre el compositor: sus anotaciones sobre el tempo de la partitura piden una ejecución de la obra demasiado rápida, tanto que casi es imposible tocarla incluso para los músicos más virtuosos.

Además, cuando se intentan seguir sus anotaciones a raja tabla, el resultado va contra el sentido musical. Según los expertos, no suena bien.

Imposible seguir sus pautas

“Nuestro estudio revela que los directores tienden a tocar siempre más despacio que lo que Beethoven dejó indicado. ¡Incluso aquellos que se proponen como objetivo seguir sus indicaciones al pie de la letra!” explica Iñaki Ucar, experto en datos del Instituto de Big Data de la UC3M, además de clarinetista.  Ucar añade: “Los tempi que dejó indicados el compositor son, en general, demasiado rápidos, hasta el punto de que, colectivamente, los músicos tienden a ralentizarlos”.

La conclusión del estudio, publicado en Plos One, después de analizar cada anotación en sus obras, es que el genial Beethoven utilizaba mal el metrónomo.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue uno de los primeros compositores en comenzar a utilizar un metrónomo, un dispositivo patentado por Johann Nepomuk Maelzel en 1815, utilizado para indicar el tiempo o pulso de las composiciones musicales. Beethoven fue de los primeros en usarlo, y muy posiblemente, tal y como indica el estudio, no supo hacerlo bien.

Las dudas sobre la validez de estas marcas se remontan al siglo XIX y durante el siglo XX se realizaron muchos análisis musicológicos, algunos de los cuales apuntaban a la hipótesis de que el metrónomo se había roto.

Los críticos musicales y el público describieron estos conciertos como frenéticos e incluso desagradables.

A partir de los años 80, algunos directores de orquesta las han utilizado para tocar Beethoven. Sin embargo, los críticos musicales y el público describieron estos conciertos como frenéticos e incluso desagradables.

Cómo se escucha la misma obra con dos tempos distintos

Estas interpretaciones de Para Elisa, están tocadas con tempos distintos, y permiten apreciar la diferencia entre un tempo rápido y un tempo lento

Tempo lento

Tempo rápido

El metrónomo como modelo matemático

En este estudio, los investigadores han desarrollado un modelo matemático para el metrónomo basado en un péndulo doble, perfeccionado con tres tipos de correcciones para tener en cuenta la amplitud de su oscilación, la fricción de su mecanismo, la fuerza de impulso y la masa de su varilla, un aspecto que no se había tenido en cuenta en trabajos anteriores. “Con la ayuda de este modelo, desarrollamos una metodología para estimar los parámetros originales del metrónomo de Beethoven a partir de fotografías disponibles y el esquema de patentes”, explica el trabajo. Además, desmontaron un metrónomo moderno para medirlo y utilizarlo para validar tanto el modelo matemático como la metodología.

Los investigadores intentaron buscar alguna “rotura” del metrónomo que diese lugar a los tempi ralentizados que siguen generalmente los intérpretes. Probaron a cambiar la masa del metrónomo (quizás por un golpe, podría haberse desprendido un trozo), a desplazarla sobre la varilla, a aumentar el rozamiento (el metrónomo podría haber estado mal lubricado) e incluso comprobaron el supuesto de que el aparato pudiera haber estado mal colocado, inclinado sobre el piano mientras el compositor ideaba su música. “Ninguna de estas hipótesis encajaba con lo que nos decían los datos, que es una ralentización homogénea de los tempi en toda la escala. Finalmente, nos dimos cuenta de que la desviación coincide exactamente con el tamaño de la masilla del metrónomo, y además encontramos la anotación de ‘108 o 120’ en la primera página del manuscrito de su novena sinfonía, lo que indica que al menos una vez el compositor dudó de dónde se leía. De repente, todo encajaba: Beethoven pudo anotar muchas de esas marcas leyendo el tempo en el lugar incorrecto”, explican.

Beethoven leyó mal el metrónomo

Esta es la piecita del metrónomo que parece que lo indujo a confusión. Por arriba está a 100 y por abajo a 120. Hay que leer por arriba, pero parece que el leyó por abajo. Ahora lo pone claramente pero en los metrónomos antiguos no estaba tan claro. El metrónomo de la foto es moderno y la piececita era un poco más pequeña en la época en la que lo inventaron. Por eso la variación es de 18 en lugar de 20.

“Esta desviación podría explicarse si el compositor hubiese leído la escala del metrónomo en el lugar incorrecto, por ejemplo debajo de la masilla en lugar de encima. En último término, se trataría de un problema de usabilidad de una tecnología nueva”, señala la otra autora del estudio, Almudena Martín Castro, diseñadora de usabilidad y pianista, que realizó esta investigación en el marco de su TFG del Grado en Física por la UNED.

Referencia bibliográfica: Martín-Castro, Almudena; Ucar, Iñaki (2020). Conductors’ tempo choices shed light over Beethoven’s metronome. PLOS ONE.