Un nuevo método de detección permite a los investigadores detectar microplásticos en 47 muestras de tejidos humanos

Posiblemente consumimos de 39.000 a 52.000 partículas de microplásticos al año. Hasta 2015 el 79% del plástico producido se acumuló en vertederos o en el medio ambiente. Con el paso del tiempo, el desgaste de éstos plásticos que se acumulan en la tierra o en las aguas hace que se descompongan en forma de microplásticos, partículas muy pequeñas, de menos de cinco milímetros.

Los animales marinos ingieren los microplásticos que hay en el océano y, a través de la cadena alimentaria, pueden acabar también en nuestros cuerpos. Si tenemos en cuenta que los microplásticos también se encuentran en el aire y los podemos inhalar, las personas podríamos acumular hasta 79.000 partículas de microplásticos al año.

El 79% del plástico generado hasta 2015 se acumuló en vertederos y en el medio ambiente

Los microplásticos se añaden intencionadamente a cosméticos, pasta de dientes, bolsitas de té, envases de alimentos o filtros de cigarrillos. Varun Kelkar y Charles Rolsky, de la Universidad Estatal de Arizona, presentaron su nuevo descubrimiento en la Reunión Virtual de Otoño de la American Chemical Society. Mediante dos nuevos métodos consiguieron detectar las diminutas partículas de microplásticos y nanoplásticos que se acumulan en nuestros órganos.

Kelkar y Rolsky cogieron muestras de tejidos de un depósito que se creó para estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Las muestras eran de tejido pulmonar, adiposo, del hígado, del bazo, del cerebro y de los riñones tanto de animales como de humanos, y les introdujeron perlas de micro y nanoplásticos. Más tarde, analizaron las muestras mediante una citometría de flujo, un análisis en el que se utiliza una luz láser que permite contar y clasificar las células según sus características.

Mediante este procedimiento pudieron detectar todas las partículas introducidas. Crearon también un programa de ordenador que indicaba la masa y la superficie que ocupaban las partículas de micro y nanoplásticos detectadas. Su plan es permitir la entrada al programa a otros investigadores para que compartan sus resultados y así ir generando una base de datos.

La industria añade intencionadamente microplásticos a los cosméticos, pasta de dientes, bolsitas de té, envases de alimentos y filtros de cigarrillos

Tras ver el éxito del primer método, los investigadores probaron el segundo, en este caso, en 47 muestras de tejidos grasos y de hígado humano, a las que no se les añadió microplásticos. En este caso utilizaron el método de espectometría de masas, una técnica que permite conocer composición de una sustancia. En todas las muestras encontraron bisfenol A y microplásticos.

El bisfenol A, también llamado BPA, es un producto químico industrial que se usa en la fabricación de algunos plásticos como las botellas de agua. Se utiliza también para recubrir el interior de productos metálicos como latas de comida y tapas de botellas. Algunas investigaciones han demostrado que el bisfenol A puede filtrarse a las bebidas y alimentos que contienen los envases.

El biosfenol A supone un riesgo para la salud pero aún se desconoce el efecto de los microplásticos

La presencia de bisfenol A en el organismo está relacionada con un aumento de la presión arterial y con alteraciones del sistema nervioso del embrión durante la gestación. En 2011 la Unión Europea prohibió la utilización del bisfenol A en la fabricación de biberones de policarbonato. En 2018 entró en vigor el nuevo reglamento de la Comisión Europea sobre el uso del bisfenol A. Con esta nueva ley, se permite su uso sin superar los 0,05 miligramos de bisfenol A por kilogramo de alimento y está prohibido su uso para envases de alimentación infantil.

Aunque el bisfenol A está regulado estrictamente, todavía se desconoce el efecto de los microplásticos en nuestro organismo, y no hay regulación al respecto. Kelkar, autor del estudio, afirma que “ es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan entrar y acumularse en los tejidos humanos».

REFERENCIAS

Production, use, and fate of all plastics ever made

Human Consumption of Microplastics

Micro- and nanoplastics detectable in human tissues

Associations of Bisphenol A Exposure With Heart Rate Variability and Blood Pressure

Bisphenol A delays the perinatal chloride shift in cortical neurons by epigenetic effects on the Kcc2 promoter

El coste ambiental de añadir microplásticos a cosméticos, detergentes y pinturas