La nube de gas y cenizas ha generado extraños anillos de nubes sobre el volcán en erupción de La Palma, que se muestran como un inquietante ojo desde el espacio

Ya habíamos visto el aterrador fenómeno desde la Tierra gracias a las imágenes tomadas por el Centro de Investigaciones Atmosféricas de Tenerife, y compartido en twitter.  Si aún creyéramos en mitos, el ojo sobre el volcán estaría cargado de significados.

El volcán de Cumbre Vieja  lleva en erupción desde el 19 de septiembre, incansable. Sus flujos de lava han quemado tierras de cultivo, arrasado hogares, y han llegado al mar sin que a día de hoy se pueda dar la noticia de que su ira ha terminado.

Desde el aire, drones suicidas han tomado las imágenes más espectaculares de la historia de un volcán activo. Y, más arriba en los cielos, los satélites han registrado los flujos de lava, que eran visibles desde el espacio.

La imagen superior, tomada el 1 de octubre por el espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) a bordo del satélite Aqua de la NASA muestran la peculiar formación de nubes en forma de ojo de buey sobre La Palma. Ya no creemos en mitos, casi nunca, así que la explicación a esa extraña formación llega de la voz de los científicos.

Una mezcla de ceniza, humo, vapor de agua y otros gases volcánicos, y una rara perturbación atmosférica conducen al patrón circular, según el Observatorio de la Tierra de la NASA.

La columna de erupción de un volcán se eleva directamente hacia la estratosfera, la segunda capa de la atmósfera, que se extiende de 6 a 19 kilómetros sobre la superficie de la Tierra hasta 50 km en altura.

El aire caliente y los gases del volcán se elevan por encima de los más fríos y la temperatura del aire atmosférico disminuye con la altitud, creando una especie de ascensor invisible que la permite subir. Pero esta vez algo ha frenado el ascenso de la columna.

Aire caliente del Sahara

Se ha producido un fenómeno meteorológico raro para que todo confluya en un ojo sobre un volcán. Los expertos de la NASA hablan de una inversión térmica poco común. Una capa de aire caliente, procedente del Sahara, sirvió como barrera, y la columna de cenizas y gases que escupe el volcán quedó atrapada en la troposfera, justo encima de la superficie de la Tierra, extendiéndose horizontalmente.

A 5,3 km, la columna de gas y ceniza inició un giro tras otro, creando anillos concéntricos que han dado lugar a un extraño ojo sobre el volcán que continúa expulsando lava y gases, que continúa enojado.