Bienvenidos al infierno. 462 ºC de temperatura, una atmósfera aplastante y densas nubes de ácido sulfúrico. La noche, en Venus, no refresca.  

Venus, ese infierno apreciable a simple vista, convierte las noches de nuestro planeta en un escenario más hermoso. Descubrir a Venus en nuestro cielo siempre es un regalo. Sin embargo, sus noches entrañan misterios para los que los científicos no encuentra respuesta.

El planeta tiene una temperatura pr0medio de 462 °C, independientemente de si estás más o menos cerca de los polos, o si es de día o de noche.

La razón de ello es su densa atmósfera, compuesta principalmente de dióxido de carbono genera una enorme presión y atrapa el calor del sol sin dejarlo escapar. Venus es el ejemplo de efecto invernadero radical.

Venus es uno de los cuerpos más brillantes de nuestro sistema solar, después del Sol y la Luna.

 

conjunción luna y jupiter 2008

No es un montaje fotográfico. Es una imagen de 2008, cuando la conjunción de Júpiter y Venus con la Luna, resultó una sonrisa como regalo para los observadores del cielo.

La primera rareza del planeta tiene que ver con la velocidad a la que gira alrededor de su eje. Lo hace de un modo lento, sumamente lento si lo comparamos con nuestro planeta. Esto significa que mientras aquí transcurre un día, con sus casi 24h, que es lo que tarda la Tierra en rotar, en ese tiempo Venus apenas ha empezado a despertar.

Venus tiene el día más largo del sistema solar, tarda 243 día terrestres en completar el giro

Si nos colocamos en un mirador en la superficie de Venus, veríamos el Sol aparecer desde el oeste y posándose por el este, con un ciclo día-noche de 116,75 días terrestre. Así, estaremos ante la noche más larga del universo conocido, una noche que dura algo más de 116 días terrestres.

Si hubiéramos elegido colocar nuestro mirador para ver el atardecer, pasaríamos esos 116 días a oscuras, casi cuatro meses.

Ese giro sobre su eje es más lento que el viaje alrededor del Sol, que le ocupa 225 días terrestres. Esto significa que, en Venus, un día es más largo que un año.

Hay una rareza que va más allá de su lentitud, y es que gira sobre su eje al revés que la Tierra. En Venus el Sol sale por el oeste y se pone por el este. Hasta aquí, podría parecer solo una curiosa extravagancia. Sin embargo, ocurren fenómenos mucho más extraordinarios en su noche única.

Los vientos de la noche de Venus no tienen explicación científica

La más peculiar de las rarezas del planeta es que mientras él gira con suma lentitud, su atmósfera lleva otro ritmo, un ritmo mucho más acelerado. Las nubes en Venus dan una vuelta completa al planeta en cuatro días terrestres. A ese fenómeno, los astrónomos lo llaman superrotación, y los mecanismos físicos que la generan son todavía desconocidos.

La atmósfera de Venus es muy pesada, mucho más densa que la nuestra. Y esa atmósfera densa, girando mucho más deprisa que el planeta, no podría ser inocua.

La superrotación es la feroz circulación de este a oeste de todo el sistema meteorológico alrededor del ecuador del planeta, y los vientos que genera este efecto convierten la mayor de las ventiscas de la Tierra en el soplido de un niño.

Ahora acaban de observar los vientos de norte a sur, conocidos como circulación meridional, por la noche. Y se han encontrado con que corren en la dirección opuesta a sus contrapartes diurnas.  Los vientos durante el día van hacia el norte del planeta, y durante la noche, descienden hacia el sur.

los vientos en Venus

Dibujo de la rotación de los vientos durante la noche en Venus

Visto desde la Tierra, Venus tiene fases, como la Luna. Cuando está en la cara opuesta al Sol estará en su  «fase llena», mientras que cuando se sitúa entre la Tierra y el Sol se encuentra en «fase nueva».

 

Tras la incógnita de la superrotación

Las misiones de observación de Venus buscan pistas para explicar esa extraordinaria superrotación de su atmósfera.

En 2010 Japón lanzó su primera sonda para orbitar otro planeta, y eligió Venus, para muchos (se admiten opiniones) el planeta más espectacular del Sistema Solar.

La misión de la sonda japonesa Venus Akatsuji era investigar la atmósfera de Venus y su clima. Llevaba a bordo un generador de imágenes infrarrojo que no depende de la iluminación del sol para ver. Así que por primera vez fue posible observar qué ocurre en el lado oscuro del planeta, en su larga noche. Entonces encontraron nubes extraordinarias, que ahora han grabado.

Esta imagen muestra las extrañas marcas que se detectan en las nubes de Venus observadas en luz infrarroja.

 

nubes en venus

Nubes en Venus. Datos del orbitador de Venus Akatsuki que muestran las firmas térmicas de las nubes en el lado nocturno del planeta por primera vez. © 2021 Imamura et al.

 

 

 

Hace unos años, un trabajo encabezado por astrónomos españoles en el que participan la Agencia Aeroespacial Japonesa (JAXA), la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el Instituto de Astrofísica y Planetología Espacial (IAPS, Italia), el Instituto Nacional Japonés de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (AIST), y la Universidad Técnica de Berlín, entre otros, desveló que a unos 70 km de altura se encuentran las nubes más altas de Venus, precisamente donde la ‘superrotación’ es más intensa.

En el estudio encontraron que la superrotación se mantiene en la noche, pero es mucho menos ‘uniforme’ que durante el día, con una rica variedad de movimientos y con tipos de nubes que nunca habíamos visto, nubes que sufren cambios drásticos e impredecibles de un día para otro.

Ocurre algo que aún asombra a los científicos, y es lo que ocurre en nubes que no se mueven. Estas nubes estáticas, en la Tierra, responden a un accidente geográfico en la superficie, una gran montaña, por ejemplo. El altocúmulo lenticular se producen mediante la condensación en torno a la cumbre de una montaña, o debido a las sinuosas ondas de montaña.

Estas ondas se suelen formar cuando el viento en superficie encuentra obstáculos como una montaña, sin embargo, en Venus aparecen en todos los sitios, y verlas constantemente es paradójico, porque la superficie de Venus es muy poco accidentada.

En Venus, estas nubes que no se mueven son muy abundantes, y podrían deberse a lo que los científicos han llamado ondas “estacionarias”. La misión japonesa Akatsuki detectó una onda estacionaria de miles de kilómetros que se localiza encima de las tierras altas de “Aphrodita Terra”.

En este nuevo estudio las ondas estacionarias localizadas tienen tamaños muchos más pequeños, de centenares de kilómetros, y se localizan también en las posiciones geográficas donde hay zonas elevadas de la superficie.

La sonda Akatsuki sigue en órbita alrededor de Venus, y recientemente la NASA ha anunciado que esta será la «década de Venus»

Nuevas misiones a Venus

La NASA anunció dos misiones a Venus, con un presupuesto de mil millones de dólares (815 millones de euros) programadas entre 2028 y 2030.

La primera misión, bautizada como Davinci+, se encargará de estudiar la atmósfera, su formación, composición y evolución, con el objetivo final de averiguar si alguna vez existió un océano en Venus.

El nombre de la segunda misión será Veritas. Su objetivo es averiguar si los volcanes siguen activos y escanear la superficie de Venus, permitiendo a los científicos crear un mapa en 3D.

 

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