La imagen superior muestra las estrellas desde las que podría observarse la Tierra al colocarse delante del Sol. Desde esos puntos de luz una civilización extraterrestre podría habernos localizado ya

(Crédito de la imagen: OpenSpace / Museo Americano de Historia Natural)

Ya se sabe que siete de las 2.034 estrellas albergan planetas, 1400 son relativamente cercanas, y es probable que muchas más tengan mundos orbitando a su alrededor que aún no hemos detectado, alguno de los cuales puede ser adecuados para la vida.

75 de estas estrellas están lo suficientemente cerca, dentro de los 30 parsecs, para que las ondas de radio de la Tierra ya las hayan bañado.

¿Ha llegado la hora de darles una oportunidad a los extraterrestres?

Creer o no en vida inteligente en otros planetas ha dividido a los humanos de los últimos dos siglos. Bien es cierto que “creer” es libre. Otra cosa es afirmar. Desde el escepticismo científico, la base es inamovible: a día de hoy no hay ninguna prueba sólida, ni una remota señal, ni un silbido siquiera, ni una huella en una copa, que confirme la existencia de otros seres de mente abierta, ‘okupas’ de otro planeta que no sea el nuestro.

Ningún proyecto SETI ha escuchado jamás algo que pudiera traducirse como una “conversación alienígena inteligente”. El informe sobre OVNIS del Pentágono, que analiza más de 1200 vídeos y avistamientos de Objetos No Identificados, sigue sin identificarlos (😊). Lo más que pueden decir es que “no son naves espías”, ni se trata de tecnologías desarrolladas por rusos, ni por chinos, ni por el espionaje norteamericanos, ni por Thanos u otro malévolo de cómic obsesionado con destruir a la humanidad (que ya se destruye ella sola).

Pero lo cierto es que últimamente, en el núcleo de la ciencia rigurosa, empiezan a darle una oportunidad a los extraterrestres, no solo a los microbianos que viajan en meteoritos, también a los listos.

Oumuamua y el SETI: la liga a favor de los extraterrestres

En plena pandemia, un científico de Harvard de primer nivel, Avi Loeb, pataleó académicamente para que el objeto Oumuamua, un viajero que vino a visitarnos, tuviera su oportunidad.

Para Loeb, Oumuamua solo podía explicarse como los restos de una nave alienígena, tecnológicamente avanzada, navegando a la deriva. «Los restos de un naufragio en el cosmos», dice Loeb.

El SETI solo ha buscado vida inteligente en una región ínfima del cosmos. Lo llaman “la aguja en el pajar cósmico

Los del SETI también publicaron un interesante estudio en el que argumentaban por qué tanto tiempo escuchando no ha dado frutos. La razón es que el SETI solo ha buscado vida inteligente en una región ínfima del cosmos. Lo llaman “la aguja en el pajar cósmico”.

¿Dónde deberíamos apuntar para «cazar» extraterrestres?

El nuevo estudio publicado en Nature ha colocado en el cosmos 2000 dianas a las que apuntar en busca de vecinos planetarios. Las 2000 estrellas desde las que ha sido, es, o será posible vernos pasar.

El estudio identifica las estrellas del pasado, el presente y el futuro desde las que sería posible observar la Tierra como un exoplaneta en su tránsito orbitando el Sol. Es decir, ha identificado aquellos sistemas solares relativamente próximos desde los que en algún momento han podido observarnos a nosotros o, de hecho, lo podrían estar haciendo en este momento.

Desde esos puntos de luz, los extraterrestres con una tecnología similar a la nuestra, podrían estar hablando ya de la canica azul rara que habitamos, la Tierra.

Podrían haber detectado el aumento de la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra en los últimos cientos de años, desde la revolución industrial.

Si hay extraterrestres viviendo en planetas alrededor de esas estrellas, podrían haber detectado cómo la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra aumentó durante los últimos cientos de años, desde la revolución industrial. Y no les haría falta ser demasiado listos para deducir que algo raro está ocurriendo en este planeta. Lo raro se llama Humanos.

El trabajo propone una nueva forma de pensar sobre la búsqueda de vida extraterrestre, dice Lisa Kaltenegger, astrónoma de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, quien dirigió el análisis. «¿Quién ocupa el asiento delantero cósmico para vernos?» se pregunta Kaltenegger. «¿Para quién seríamos nosotros los extraterrestres?»

Esos extraterrestres, si los hubiera, habrían tenido la oportunidad de detectarnos y, por lo tanto, andarían buscando cómo comunicarse con nosotros.

Las estrellas que nos miran

El estudio ha localizado alrededor de 2000 estrellas, en alguna de las cuáles ya se han detectado exoplanetas orbitándolas que, en el pasado reciente, o en futuras localizaciones, podrán observar la Tierra en su órbita alrededor del Sol, del mismo modo que nosotros estamos localizando ya exoplanetas en otros sistemas solares.

Los científicos han podido determinar desde dónde era visible la Tierra durante los últimos 5.000 años de civilización humana, y también predecir desde dónde será visible otros 5.000 años en el futuro.

El descubrimiento fue posible gracias al observatorio espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea, que ha compilado el mejor mapa tridimensional de estrellas hasta la fecha.

Una de las imágenes resultante de esos mapas de estrellas de Gaia, muestra un auténtico torbellino en el cosmos. Representa el movimiento que harán 40.000 estrellas de La Vía Láctea, nuestra galaxia.

movimento de estrellas en el cosmos

Senderos que muestran cómo se moverán 40.000 estrellas de la Galaxia por el cielo en los próximos 400.000 años. Crédito: ESA / Gaia / DPAC (CC BY-SA 3.0 IGO)

En colaboración con Jackie Faherty, astrónoma del Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York, Kaltenegger analizó el mapa de Gaia para ver qué estrellas han estado, o estarán, en una posición en la que la Tierra se mueve brevemente entre ellas y nuestro Sol.

Debido a que la mayor parte del cielo se encuentra en otros planos al de nuestro Sistema Solar, solo hay una pequeña franja donde esto es posible, dice. De las más de 330.000 estrellas del catálogo de Gaia que se encuentran dentro de los 100 parsecs de la Tierra, solo 2.043 tienen la geometría de visualización perfecta.

1.715 estrellas se encuentran en las ubicaciones correctas para haber visto la Tierra en los últimos 5.000 años, y 319 más estarán en puntos estratégicos en los próximos 5.000 años

De ellos, 1.715 se encuentran en las ubicaciones correctas para haber visto la Tierra en los últimos 5.000 años, y 319 adicionales tendrán puntos estratégicos en los próximos 5.000 años.

Ya se sabe que siete de los 2.034 albergan planetas, pero es probable que muchos más tengan mundos orbitando alrededor de ellos, algunos de los cuales pueden ser adecuados para la vida.

El método asumido para espiar la Tierra desde otras partes de la Galaxia es el mismo que los astrónomos terrestres han utilizado para descubrir miles de exoplanetas: detectando la luz de una estrella distante que se atenúa leve y regularmente, cuando un planeta en órbita pasa por su cara.

75  están lo suficientemente cerca, dentro de los 30 parsecs, para que las ondas de radio de la Tierra ya las hayan bañado

De esas estrellas, los autores identificaron además 75 que están lo suficientemente cerca, dentro de los 30 parsecs, para que las ondas de radio de la Tierra ya las hayan bañado desde que los humanos comenzaron a producirlas.

Algunas de las estrellas con buenas vistas:

  • ROSS 128. En un planeta que orbitara esta estrella pudieron observarnos hasta hace 900 años.
  • Teegarden. Podrán observarnos dentro de 29 años, y podrán hacerlo durante 410 años más.
  • GJ 9066.  Podrán observarnos dentro de 846 años
  • Trappist-1. Tenemos que esperar 1641 para estar en su punto de mira.

 (Fuente: Kaltenegger, L. y Faherty, JK Nature 594, 505–507 (2021))

Alrededor de la estrella TRAPPIST-1, a “solo” 12 parsecs de la Tierra, se han detectado siete planetas del tamaño de la Tierra.

TRAPPIST-1 se moverá a una posición para ver la Tierra como un planeta en tránsito en el año 3663, dicen los autores del estudio y proponen: ¿construimos una mega estructura para que dentro de 3663 años los “Trappistas” den con nosotros?”. Quizá en Trappist-1 ya anda en ello.

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