La momia de barro revela prácticas de momificación desconocidas hasta ahora. Su estudio, además, muestra que el cuerpo estaba desmembrado post morten, y que se trata de un hombre, y no de una mujer como indica el nombre grabado en el sarcófago

La inscripción en el sarcófago que guarda la momia de barro es el nombre de una mujer llamada Meruah (o Meru), sin embargo, el estudio publicado en PlosOne demuestran que realmente el cuerpo de La momia de barro es de un hombre joven, de unos 25 años, que vivió a finales del Imperio Nuevo, en el siglo XII a. C. ¿Hay alguna explicación?

Primer misterio: el cuerpo robado

El cuerpo momificado fue adquirido por Sir Charles Nicholson durante su viaje a Egipto en 1856-1857. Nicholson fue un político inglés-australiano, fundador de la universidad, explorador, pastor, anticuario y filántropo.  El Museo Nicholson de la Universidad de Sydney lleva su nombre. Además, compraba momias. Así, los autores del estudio proponen que los comerciantes locales,. a menudo abastacidos por ladrones de tumbas, probablemente colocaron un cuerpo momificado en un sarcófago que no le correspondíia para vender un ‘juego’ más completo, una práctica bien conocida en el comercio local de antigüedades.

El cuerpo momificado, el ataúd con tapa en el que descansaba  y su tablero se originaron en el oeste de Tebas y probablemente se compraron en Luxor. El conjunto fue donado a la Universidad de Sydney por Nicholson en 1860.

Segundo misterio: el caparazón de barro

El cuerpo está enfundado en una concha de barro o caparazón, una técnica que jamás se había encontrado hasta ahora en las momias del Antiguo Egipto.

El caparazón  de barro se situó entre capas de envolturas de lino, por lo que no era visible externamente. Está formado por una base delgada de barro, recubierto con un pigmento a base de calcita blanca y una superficie pintada de rojo.

Los caparazones de resina se usaron como una forma de conservación antigua aplicada después de un daño post-mortem en el cuerpo, con la intención de reconfigurarlo y permitir su vida eterna en el Más Allá. También podría ser una forma de emular las cubiertas de resina que  envolvía  los cuerpos reales de este período.

Al igual que el caparazón en sí, la presencia de color rojo sobre la cara recuerda las técnicas de momificación de las dinastías XIX-XX de Merenptah y Ramsés V. Los rostros de los individuos masculinos momificados posteriores de la dinastía XXI se pintaron comúnmente de rojo, mientras que los de las mujeres se pintaron de amarillo lo que refleja la coloración de piel de género tradicional utilizada en el arte egipcio.

Mapas de rayos X de la sección transversal del caparazón que mostraba la distribución de hierro (rojo), calcio (azul) y azufre (verde)

Tercer misterio: el cuerpo desmembrado

El caparazón tiene como función recomponer el cuerpo para que pueda viajar y vivir en el más allá, en la esfera del dios Osiris. Esta deidad del inframundo, un mítico rey de Egipto , fue asesinado por su hermano, que lo  partió en trozos . Su esposa, Isis, recuperó y restauró el cuerpo   y concibió póstumamente un hijo con él. El mito de Osiris es la base de toda la parafernalia mortuoria de   los egipcios. Al igual que el dios, el difunto también podía esperar seguir existiendo en el más allá,  pero solo cuando estaba debidamente preparado.

En el caso de la persona de este estudio, la integridad del cuerpo momificado se había visto comprometida por daños post-mortem de origen desconocido. Es posible que se deteriorara prematuramente durante el proceso inicial de embalsamamiento o que haya sido manipulado posteriormente por ladrones de tumbas. La posterior aplicación del caparazón de barro, junto con un nuevo envoltorio y empaque, habría servido para reunificar la integridad corporal del difunto y asegurar su asociación continua con Osiris.

Referencias:

Autores del estudio: Karin Sowada  y Ronika K. Power Publicado: 3 de febrero de 2021 en PlosOne