Han identificado un nuevo fenómeno que describen como «sueño interactivo», en el que las personas que experimentan un sueño profundo y lúcido son capaces de seguir instrucciones, responder a preguntas sencillas de sí o no, e incluso resolver problemas matemáticos básicos.

Científicos de la Universidad de Northwester, en Illinois (EE.UU) han diseñado y llevado a cabo un experimento que les ha permitido comunicarse con voluntarios dormidos en el momento exacto en el que están soñando.

Para saber que estaban soñando, monitoreaban sus cerebros hasta que entraban en la fase REM (la fase en la que se sueñan). Previamente, habían pactado un modo de respuesta: mover los ojos o pequeños movimientos musculares. Los voluntarios no se despertaron, y respondieron.

En la imagen superior, un participante del estudio duerme en el laboratorio mientras las señales eléctricas de su cerebro y sus ojos se muestran en un monitor.

¿Por qué tenemos sueños? ¿Cómo se crean los escenarios de los sueños? ¿Sirve el sueño para la función cerebral? Todas estas preguntas aún no tienen respuesta científica consensuada. Cuando nos preguntan por los sueños ya despiertos, todo está distorsionado. Sin querer mentir, añadimos al relato todo lo necesario para darle coherencia.

Esta nueva investigación abre un nuevo camino para conoce lo más profundo de un ser humano, aquello que ocurre en su cabeza mientras está profundamente dormido, sin censuras ni adornos.

La investigación tiene un camino prometedor, otra cosa es quién se prestará voluntario.

El experimento: tacto, luz y un acuerdo previo

Los investigadores partieron de esta idea, tal y como describen en su paper publicado en Current Biology:

“La capacidad de comunicarse con los soñadores en tiempo real, de manera que pudieran describir sus experiencias mientras están en medio de un sueño, ampliaría enormemente las posibilidades de explorar científicamente las experiencias oníricas”.

Además de añadir un nuevo nivel de comprensión de lo que ocurre en nuestros cerebros cuando soñamos, el nuevo estudio podría enseñarnos a entrenar nuestros sueños, para que nos ayuden a conseguir un objetivo concreto, por ejemplo, o a resolver asuntos que se enredan en nuestro día a día. La idea de los sueños lúcidos es esa: Controlar qué vamos a soñar antes de dormir.

Contacto en fase REM

Hay muchos aspectos de la psicología del sueño que siguen siendo un misterio, como la fase de movimientos oculares rápidos (REM), en la que soñamos. Ser capaz de obtener respuestas de los durmientes en tiempo real, en lugar de basarse en informes posteriores, podría ser enormemente útil.

«Hemos descubierto que los individuos en la fase REM pueden interactuar con un experimentador y entablar una comunicación en tiempo real», afirma el psicólogo Ken Paller, de la Universidad de Northwestern, líder del estudio. «También demostramos que los soñadores son capaces de comprender preguntas, realizar operaciones de memoria de trabajo y producir respuestas».

«La mayoría de la gente podría predecir que esto no sería posible: que las personas se despertarían cuando se les hiciera una pregunta o no responderían, y desde luego no comprenderían una pregunta sin malinterpretarla. Pero hemos demostrado que no es así», comenta Paller.

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Experimentos en cuatro laboratorios distintos

Los investigadores trabajaron con 36 individuos en experimentos realizados en cuatro laboratorios diferentes. Uno de los voluntarios tenía narcolepsia y experimentaba frecuentemente sueños lúcidos, mientras que los demás variaban en cuanto a su experiencia con los sueños lúcidos.

Durante las fases más profundas del sueño, monitorizadas por instrumentos de electroencefalograma (EEG), los científicos interactuaron con los participantes en el estudio mediante audio hablado, luces parpadeantes y tacto: se pidió a los durmientes que respondieran a preguntas matemáticas sencillas, que contaran los destellos de luz o los toques físicos y que respondieran a preguntas básicas de sí o no (como «¿puede hablar español?»).

Participante del estudio. Los sensores miden la actividad ocular, una de las señales pactadas para dar una respuesta. Los sensores en la cabeza miden la actividad cerebral durante el sueño en distintas áreas.

Las respuestas se daban mediante movimientos oculares o de los músculos faciales acordados de antemano. A lo largo de 57 sesiones de sueño, se observó al menos una respuesta correcta a una pregunta en el 47 por ciento de las sesiones en las que el participante confirmó el sueño lúcido.

 

De 158 intentos de comunicación bidireccional durante el sueño REM, el 18,4% produjo respuestas correctas.

Ken Paller, director del Programa de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Northwestern,  agregó que también hubo muchos casos en los que los intentos de comunicación no tuvieron éxito. De 158 intentos de comunicación bidireccional durante el sueño REM, el 18,4% produjo respuestas correctas

La confirmación de los estados de sueño lúcido se hizo a ciegas, y las respuestas del durmiente debían ser acordadas por varios testigos.

«Juntamos los resultados de cuatro laboratorios diferentes que utilizaban distintos enfoques atestigua de forma más convincente la realidad de este fenómeno de comunicación bidireccional», afirma la neurocientífica Karen Konkoly, de la Universidad de Northwestern.

«De este modo, vemos que se pueden utilizar distintos medios para comunicarse».

Los individuos que participaron en el estudio solían ser despertados tras una respuesta satisfactoria para que informaran sobre sus sueños. En algunos casos, las entradas externas se recordaban como exteriores o superpuestas al sueño; en otros, llegaban a través de algo dentro del sueño (como una radio).

En el estudio publicado, los investigadores comparan el intento de comunicarse con los soñadores lúcidos con el intento de ponerse en contacto con un astronauta en el espacio, y es la inmediatez de las respuestas lo que hace que este nuevo enfoque sea tan emocionante.

«Este canal de comunicación relativamente inexplorado puede permitir una variedad de aplicaciones prácticas y una nueva estrategia para la exploración empírica de los sueños», comentan los investigadores. Otra cosa es que uno se presente voluntario.

La investigación se ha publicado en Current Biology.