Los bebés que nacen por cesárea no reciben la mezcla de microbios del canal del parto, microbios que les sirven para preparar sus sistema inmune ante, por ejemplo, alergias y el asma. Ahora, un estudio sugiere que proporcionar a los bebés una pequeña muestra de heces de la madre, muy filtrada, daría a su microbioma intestinal el equilibrio que necesita

Los bebés que nacen por vía vaginal obtienen microbios del perineo de su madre (el área alrededor de la vulva y el ano), y los que nacen por cesárea los obtienen de la piel de la madre. En tan solo unas horas después de nacer, las diferencias en el microbioma de unos y otros es muy grande. Por ejemplo, las bacterias Bacteroides y Bifidobacteria abundan en el intestino de los bebés que nacen por vía vaginal, pero “casi no existen en los bebés por cesárea”, dice Willem de Vos, científico de la Universidad de Helsinki que ha liderado el nuevo estudio. De Vos y sus colegas teorizaron que los bebés nacidos por vía vaginal podrían contraer sus microbios al ingerir accidentalmente una pizca de las heces de su madre durante el proceso de parto. Y en eso han basado su estudio.

Los investigadores mezclaron 3,5 o 7 miligramos de su materia fecal diluida en 5 mililitros de leche materna, donada de un banco de leche materna y extraída de las propias madres, y luego se la dieron a sus bebés

Así que reclutaron a 17 madres que se preparaban para dar a luz mediante cesárea. Tres semanas antes de que las mujeres dieran a luz, se escanearon sus muestras fecales en busca de patógenos, incluidos el estreptococo del grupo B y el virus del herpes. Y se quedaron solo con aquellas que estaban libres de estos patógenos. Después de dar a luz, los investigadores mezclaron 3,5 o 7 miligramos de su materia fecal diluida en 5 mililitros de leche materna, donada de un banco de leche materna y extraída de las propias madres, y luego se la dieron a sus bebés.

A continuación, los científicos analizaron los microbiomas intestinales de los bebés secuenciando material genético en sus heces. Comenzaron con el meconio, y continuaron tomando muestras a intervalos regulares durante 12 semanas. Cuando compararon los microbiomas con los de 29 bebés nacidos por vía vaginal y 18 nacidos por cesárea sin trasplantes fecales, encontraron que la microbiota de los bebés tratados evolucionó para parecerse a la de los bebés nacidos por vía vaginal en 3 semanas. El artículo ha sido publicado en Cell . Por lo general, se necesita un año completo para que se produzca esta transición.

Al igual que los bebés nacidos por vía vaginal, los bebés tratados tenían abundantes colonias de Bacteroidales en unos días. Y en comparación con los bebés por cesárea no tratados, los bebés tratados tenían significativamente menos bacterias patógenas, como Enterococcus faecium y Salmonella enterica . Los bebés no experimentaron ningún efecto adverso durante el período de estudio, dice de Vos.

Sin embargo, saber a cuántas heces exponerlos es fundamental, agrega John Penders, microbiólogo médico de la Universidad de Maastricht. «No sabemos cuánto ingieren los bebés de forma natural, por lo que obtener la dosis correcta requiere pruebas cuidadosas». Los estudios más prolongados con más bebés deberían garantizar que la dosis sea segura, dice.

De Vos advierte que los trasplantes fecales requieren un tratamiento médico cuidadoso. «Esto no es algo que los padres deban hacer en casa».

De Vos y sus colegas ya han comenzado un estudio de este tipo: un ensayo controlado aleatorio en el que decenas de bebés por cesárea reciben heces de sus madres o un placebo. Los investigadores planean monitorear la salud de los bebés durante varios años, dice. Mientras tanto, De Vos advierte que los trasplantes fecales requieren un tratamiento médico cuidadoso. «Esto no es algo que los padres deban hacer en casa».