Por si no fuera bastante con negar el cambio climático y la eficacia de las vacunas, los nuevos negacionistas rechazan las pruebas palpables de una extinción masiva en el momento actual y la pérdida de la biodiversidad  

Los negacionistas del cambio climático o los pertenecientes al movimiento antivacunas no ponen únicamente sus vidas en peligro, sino las de toda la humanidad. El resurgimiento de la negación de la ciencia se ha acelerado con la pandemia de COVID-19, y ahora tiene un nuevo credo: la «negación de la extinción”.

Las personas que se adhieren a este nuevo negacionismo no le dan importancia a la extinción masiva de especies que se ha acelerado en los últimos años, provocando una crisis de la biodiversidad en el planeta sin precedentes en la historia de la humanidad.

Por supuesto hay intereses empresariales que financian estas corrientes de pensamiento. Se trata de grandes empresas y los políticos a su servicio, que pretenden desprestigiar los estudios basados en evidencia científica para evitar la regulación medioambiental de sus industrias.

La mayoría de los científicos coinciden en que estamos asistiendo al inicio del sexto evento de extinción masiva del planeta, una escala de pérdida de biodiversidad que no ha visto desde la extinción de los dinosaurios hace unos 66 millones de años.

Es mejor ignorar a quienes tienen una plataforma pequeña, ya que si se les contradice se está en realidad amplificando su mensaje

A diferencia de otros eventos de extinción masiva anteriores, que fueron causados por asteroides o erupciones volcánicas, en este caso la causa es la actividad humana. La deforestación, la caza furtiva, la ganadería industrial, la contaminación, la destrucción de los hábitats naturales, la introducción de especies invasoras y, sobre todo, el cambio climático.

En un reportaje de la revista Nature Ecology, un equipo internacional de científicos desglosa los argumentos de estos negacionistas: el que la extinción de las especies es un fenómeno natural, que el crecimiento económico por sí solo solucionará crisis de la extinción, o bien que el progreso tecnológico y las intervenciones de conservación específicas conseguirán detener la extinción.

Los mismos argumentos que con el cambio climático

Estos argumentos son sospechosamente similares a los empleados desde hace años por los negacionistas del cambio climático. Determinados medios conservadores como el Washington Examiner o el Spectator se hacen eco de estas teorías negacionistas y han criticado los estudios que ponen en evidencia la gravedad del proceso de extinción.

Los autores del estudio admiten que el debate y la son partes necesarias del proceso científico, pero resulta evidente que quienes impulsan la narrativa de la negación de la extinción no son científicos, no disponen de pruebas ni estudios sólidos que los apoyen, y no actúan de buena fe.

«Muchas de las mismas personas que habitualmente tratan de restar importancia a los impactos del cambio climático han escrito artículos en los que subestiman la crisis de la pérdida de biodiversidad», dice Alexander Lees, uno de los autores. «Los negacionistas han tratado de ofuscar tanto la magnitud de las extinciones como la de la pérdida de la bioabundancia».

¿Qué se puede hacer para contrarrestar este movimiento negacionista? Los autores sugieren posibles vías. En primer lugar, es mejor ignorar a quienes tienen una plataforma pequeña, ya que si se les contradice se está en realidad amplificando su mensaje.

Sin embargo, si los negacionistas tienen un gran número de seguidores, entonces es necesario que los  científicos conservacionistas tomen medidas y den una respuesta contundente, sin dejarse arrastrar por la polémica, sino más bien proporcionando pruebas reales. La verdadera batalla, concluyen, es la de la comunicación.

REFERENCIA

Biodiversity scientists must fight the creeping rise of extinction denial