La noche del 13 al 14 de diciembre tendrá lugar el máximo de la lluvia de estrellas de las Gemínidas, la más intensa que tendremos en 2019.

Ya queda poco para terminar el otoño y dar paso al invierno. Y como siempre por estas fechas llega, además del frío, la lluvia de estrellas más intensa y espectacular del año: las Gemínidas, una lluvia de meteoros verdosos, brillantes y que surcan el cielo lentamente para el disfrute de todos. Hará frío, mucho, y será de madrugada pero… ¡merecerá la pena!

El momento ideal para observarla será la madrugada del próximo viernes al sábado, esto es, la noche del 13 al 14 de diciembre. Aunque fue desde el pasado 4 de diciembre y hasta el próximo día 17 cuando se puede observar la actividad de esta lluvia de estrellas. Durante la madrugada del máximo, si los pronósticos se cumplen y el tiempo no lo impide, el IMO (International Meteor Organization) estima que unos 130 meteoros a la hora podrían mostrarse en el cielo.

El origen de las Gemínidas

Como su propio nombre indica, las Gemínidas harán su aparición por el cielo desde la constelación de Géminis. Es una simple cuestión de perspectiva: todas las estrellas fugaces de mismo enjambre parecen radiar de un único punto, situado en esa constelación.

Esta lluvia de meteoros sucede gracias a la presencia del asteroide (3200) Phaeton, un asteroide que da una vuelta al Sol cada 525 días en una órbita que se puede considerar estable. En su viaje alrededor del Sol, este objeto va dejando una serie de rastro de partículas llamadas meteoroides y formando lo que se conoce como tubo meteórico.

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Imagen que muestra claramente el concepto de radiante. En este caso, de las Perseidas || Créditos: NASA.

La Tierra, que también tiene una órbita estable, atraviesa este tubo meteórico. De hecho, entra en él sobre el día 4 de diciembre y sale sobre el día 17 del mismo mes, es decir, en las fechas de actividad de esta lluvia. Lo que ocurre los días 13 y 14 de diciembre es que nuestro planeta atraviesa la zona más densa de este tubo meteórico, dando lugar al máximo de la lluvia.

Así se forman los meteoros

El campo gravitatorio de la Tierra va atrayendo a estos meteoroides y el punto de inflexión se produce cuando entran en contacto con la atmósfera. Es tanta la velocidad que, en el caso de los meteoroides del (3200) Phaeton, alcanzan una velocidad de… ¡atención! Unos 35 Km/s, que por muy alta que parezca, es de los meteoros que menor velocidad alcanzan. Las Perseidas por ejemplo, tienen una velocidad de 59 Km/s. ¡Mucho más veloces!

La entrada atmosférica provoca una fricción sobre los meteoroides que, debido a la velocidad que llevan, se sobrecalientan, se vuelven incandescentes y se van desintegrando dejando un rastro a su paso. Ese rastro es lo que conocemos como meteoro o estrella fugaz que dependiendo del tamaño del meteoroide y de su composición, nos darán una tonalidad de brillo y un color.

El tamaño importa

Los meteoroides que forman las estrellas fugaces son extremadamente pequeños. Una estrella fugaz típica la produce un meteoroide de un tamaño que no es superior al de… ¡un grano de arroz! Sin embargo, es tanta la velocidad con la que entran en la atmósfera que la energía que generan debido a la fricción es altísima.

Si un meteoro brilla más que la Luna llena, estamos ante una fireball o bola de fuego. Los meteoroides que forman estos meteoros son del tamaño que podría ser similar al de un balón de fútbol. Si brillan más que el máximo brillo de Venus visto desde la Tierra estamos ante un bólido y el meteoroide que lo produce es de un tamaño aproximado al de una nuez. Si son del orden de un guisante, un grano de arroz o similares, formaría una estrella fugaz típica.

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Imagen de las Gemínidas tomada desde el Observatorio Las Campanas (Chile) || Créditos: Yuri Beletsky (Carnegie Las Campanas Observatory, TWAN)

El color del meteoro nos indica qué elementos químicos predominan en el meteoroide. En el caso de las Gemínidas, el color predominante es el verdoso lo que nos indica que estos meteoroides tienen una alta composición de magnesio. Otras lluvias presentan colores como anaranjado, amarillento o violeta lo que indica que tienen una gran presencia de sodio, hierro o calcio, respectivamente.

Únicamente tendríamos un meteorito cuando parte del meteoroide toca la superficie de la Tierra y recuperamos el fragmento. Que una Gemínida toque tierra es algo poco probable. Por lo tanto, hablar de lluvia de meteoritos para referirnos a una lluvia de estrellas, ¡es un error!

Últimas recomendaciones

Y volviendo al hecho de salir a observar las Gemínidas, es necesario llevar ropa de abrigo. Mejor llevar de más a tener que volvernos porque nos morimos de frío. Para observar una lluvia de estrellas, alejarse en la medida de lo posible de luces urbanas y siempre, mejor a simple vista porque nuestro objetivo es abarcar la mayor parte de cielo posible. Un instrumento óptico como un telescopio o unos prismáticos lo que hará será ampliar una pequeña porción de cielo y eso no nos interesa.

Los meteoros pueden aparecer por cualquier parte del cielo y serán más largos cuando más alejados surjan del punto radiante. La Luna estará casi llena por lo que está visible gran parte de la noche. En otras lluvias sería un inconveniente, pero los meteoros de las Gemínidas son tan brillantes que aunque haya Luna, merece la pena salir a observarlos.

Bebida caliente en un termo, algo de comida y, lo mejor de todo, buena compañía. Son ingredientes importantes para disfrutar de esta lluvia. Y jamás hay que olvidar esto: siempre que se salga al campo, además de dejarlo tal y como nos lo encontramos -o incluso mejor- hay que avisar a terceras personas de dónde vamos a estar por si nos quedamos incomunicados o surge algún otro imprevisto.

Y ahora sí: ¡A disfrutar de las Gemínidas!