La Neocueva de Altamira: “Un lugar de vida cotidiana y arte”

 Pilar Fatás, Subdirectora del yacimiento de Altamira (Santander) 

La sala de la Neocueva es el resultado del proyecto más personal del que fue director del Museo de Altamira hasta el 26 de febrero de 2016, José Antonio Lasheras (†). Cuando en 1997 ideó este espacio, tenía un objetivo claro: hacer Altamira accesible física e intelectualmente al mayor número de ciudadanos. Apostó por “hacer de nuevo” la cueva, restituyendo el espacio cavernario tal y como era en el Paleolítico, eliminando las transformaciones que la cueva ha sufrido en su devenir, y por esto la bautizó como Neocueva.
Él explicaba que nada puede sustituir la emoción del original, el aura de la que hablaba Walter Benjamin, y la reproducción tampoco contribuye a una mejor conservación de la cueva. Su razón de ser es otra: la Neocueva es un “libro abierto” con una única ilustración en tres dimensiones, reales, no virtuales, en la que el visitante entra y se sumerge, un medio de conocer lo que Altamira fue: un lugar de vida cotidiana y arte.

Gracias a la reproducción de Altamira, cuatro millones de personas han conocido esta obra maestra del arte rupestre paleolítico. Con estas líneas he querido reproducir las palabras con las que José Antonio explicaba este espacio, orgulloso de haber materializado lo que un día imaginó y esbozó en unos folios que aún hoy conservaba. Y esto solo es parte del gran legado que nos ha dejado.

Imagen: Neocueva©MNCIA_P.SAURA

Las joyas del Museo Arqueológico Nacional

Andrés Carretero, Director del MAN (Madrid)

El Museo Arqueológico Nacional es, también, un museo de ciencia, con numerosas referencias a la historia de la innovación tecnológica del hombre, desde las primeras herramientas de la Prehistoria hasta avanzados instrumentos del siglo XVIII. Uno de los fondos más destacados del MAN es, de hecho, una joya científica, por la que siento además especial predilección. Pocas piezas como este ábaco neperiano aúnan calidad artística y funcionalidad.

Su estuche, un pequeño mueble de acabado suntuario, guarda dos ábacos realizados en el siglo XVII siguiendo las indicaciones del matemático John Napier en su libro Rabdología, que incluye la descripción del manejo de esta máquina calculadora.

El primero es el ábaco conocido como huesos de Napier, con sesenta pequeñas varillas prismáticas de marfil grabadas con los productos de las tablas de multiplicar. Este sistema permite realizar productos de un multiplicando de diez cifras por un multiplicador de una sola cifra y operaciones de mayor complejidad, como raíces cuadradas.

Pero la excepcionalidad se encuentra en sus cajones centrales. En ellos se guardan las casi 300 fichas planas que forman el segundo ábaco, llamado promptuario, un ejemplo único en el mundo. Su uso, descrito por Napier, facilitaba la resolución de multiplicaciones muy complejas debido a la longitud de los multiplicandos y los multiplicadores, que podían formarse hasta con 10 cifras, una potencia de cálculo desconocida en la época. Es uno de los hitos de la historia de la computación moderna.

Lla sala de la Incertidumbre en CosmoCaixa

Lluís Noguera, Director de CosmoCaixa (Barcelona)

A pesar de buscar certezas –en definitiva, seguridad–, debemos asumir una realidad llena de incertidumbres, llena de posibilidades de nuevas certezas que deberemos concretar como tales, o no, desde nuestras hipótesis, investigaciones, interacciones; es decir, desplegando nuestro conocimiento, nuestra ciencia. Destaco este módulo de CosmoCaixa, llamado Incertidumbre, porque refleja la tensión infinita de buscar aquello que no sabemos, y sobre todo, aquello que sabemos que no sabemos.

Miguelón, la estrella del Museo de la Evolución Humana

Juan Luis Arsuaga, Director Científico del MEH (Museo de la Evolución Humana, en Burgos), nos recomienda el cráneo 5, conocido como Miguelón, de la Sima de los Huesos. Es uno de los cráneos humanos más completos del registro fósil mundial. Con una antigüedad de más de 400.000 años, su estudio ha permitido conocer cómo era la población de Homo heidelbergensis en la Sierra de Atapuerca hace casi medio millón de años.  

La nutria prehistórica de Dinópolis

Luis Alcalá, Director-gerente de la Fundación Dinópolis (Teruel)

Los visitantes del Museo Paleontológico de Dinópolis esperan encontrar espectaculares dinosaurios de la provincia de Teruel, como  el esqueleto original de un gran iguanodonte que vivió hace unos 111 millones de años y  los principales huesos originales del mayor dinosaurio europeo, un gigantesco saurópodo que lleva nombre turolense: Turiasaurus.

Pero más sorprendente resulta descubrir que, hace entre unos 10 y unos 5 millones de años, el entorno de Teruel acogió una fauna semejante a las de sabanas africanas, con rinocerontes, proboscídeos, jiráfidos, antílopes,  grandes felinos, puercoespines, etc.

La peculiaridad de estas asociaciones faunísticas dio lugar al establecimiento de una división del tiempo geológico: el Turoliense.

Un pequeño carnívoro, una nutria terrestre desconocida hasta su hallazgo en 2010 en la localidad de Alfambra, merodeó hace 9 millones de años por aquellos remotos parajes. Entre los fósiles recuperados se encuentran el cráneo, la mandíbula, huesos de las patas y el báculo (el hueso que poseen en el pene muchos mamíferos y que ha permitido saber que los restos corresponden a un macho). Lo más extraordinario es que el nuevo animal, denominado Teruelictis (nutria de Teruel), no poseía ninguna adaptación para desplazarse por el agua y su esqueleto es más parecido al de otros mustélidos, como las martas, que al de las nutrias actuales. Teruelictis viviría cerca de la orilla, alimentándose de crustáceos, pero carecería de las capacidades buceadoras de sus primas, las nutrias actuales.

Los secretos mejor guardados (en botes) del museo de Ciencias Naturales

Santiago Merino, director del MNCN (Madrid)

El Museo Nacional de Ciencias Naturales cuenta con 16 colecciones científicas que cubren todos los ámbitos de las ciencias naturales excepto la botánica, y que cuentan con millones de ejemplares. A pesar de que mi trabajo me hace tener una especial predilección por las aves,   me voy a decantar por hablar de la colección de mamíferos del Museo. Cuenta con unos 27.000 ejemplares conservados como pieles (naturalizadas o de estudio), esqueletos (desarticulados y montados) e individuos enteros sumergidos en etanol al 70%.
La colección sigue creciendo, y recientemente hemos recibido la donación del Zoo de Madrid de uno de los ejemplares de Panda gigante más conocidos del mundo. A estos ejemplares sumamos algunos animales que desgraciadamente ya no existen, como el ejemplar de lobo marsupial que puede observarse en nuestras salas dedicadas a la extinción y conservación de especies. Otros ejemplares destacados son el leopardo de las nieves, el lince ibérico y el aye-aye. Desde el Museo trabajamos para concienciar a nuestros visitantes
de la importancia de conservar las especies y sus hábitats.

Haz una visita a Lucy en los Museos Científicos Coruñeses

Los Museos Científicos Coruñeses están formados por la Casa de las Ciencias, la Domus y el Aquarium Finisterrae. Esto ha sido lo destacado por sus directores:

Aquarium Finisterrae. “Cuando lo diseñamos, procuramos enfatizar los aspectos emocionales, para que surgiera en el visitante una actitud positiva hacia el océano y sus habitantes. Es la razón por la que en nuestro Aquarium, junto con los módulos sobre biología marina y oceanografía, conviven otros con claves artísticas, históricas, sociales y literarias. Y también es el motivo por el que el visitante ha de utilizar sus cinco sentidos para obtener una visión completa de lo que aquí se muestra”. Francisco Franco del Amo, director técnico.

“En la Domus, el museo interactivo sobre el ser humano, invitamos a retratarse con los otros miembros de nuestra familia biológica, los homínidos. Un neandertal luciendo el traje típico de la época glaciar; Lucy, la pequeña australopitecina; un Homo erectus de buena planta; una Homo habilis de aspecto amigable; un Homo antecessor, primer habitante europeo, y un Homo sapiens sonriente que ocupa su lugar reservado”. Patricia Barciela. Directora técnica.

En el Museo Geominero podrás ver un meteorito auténtico

Isabel Rábano, Directora del Museo Geominero (Madrid)

E l Museo Geominero es el único que conserva fragmentos originales de este meteorito, uno de los pocos ejemplares metálicos que se han recuperado en España. Con casi 100 kilogramos, está compuesto fundamentalmente por hierro y níquel. Ha sido clasificado como un siderito del tipo IAB complex.

En 1980, cuando un padre y sus dos hijos, todos vecinos de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real) se encontraban trabajando en el campo. Faustino, el hijo mayor, localizó una piedra entre la tierra. Al retirarla, comprobó que pesaba mucho más que una piedra normal. El carácter metálico  les hizo pensar que se trataba de un resto armamentístico de la Guerra Civil española y se lo llevaron a su domicilio particular. Allí lo usaron para prensar los jamones que ellos mismos curaban, para favorecer la deshidratación de la carne. Cuando abandonaron las prácticas de matanza, dejaron aquel “trozo de hierro” en el patio de la casa, durante unos 15 años a la intemperie. El factor que desencadenó el hallazgo fue la noticia emitida por televisión del avistamiento de una estrella fugaz que surcó los cielos de la Península Ibérica en Febrero de 2011. Los propietarios del meteorito ataron cabos y comenzaron a sospechar que aquella piedra abandonada en el patio verdaderamente podría haber venido del espacio exterior.

En el Museo Nacional de Ciencia y tecnología podrás ver el cielo nocturno con un astrolabio

Marián del Egido, directora del Muncyt (Madrid).

Astrolabio: “el que interpreta las estrellas”. Es uno de los instrumentos científicos más importantes y sofisticados de la Edad Media. Permitió, hasta el siglo XVIII, resolver cuestiones relativas a la astronomía, la astrología y la topografía.  Este astrolabio del siglo XVII presenta una proyección universal de la esfera celeste, por lo que puede ser utilizado en cualquier latitud. Tanto por su tamaño como por los materiales en que está construido –madera y papel- se evidencia que estaba destinado a la enseñanza de su manejo. Probablemente fue construido por un docente de la Compañía de Jesús, cuyo anagrama aparece en la alidada, basándose en una lámina del prestigioso constructor de astrolabios flamenco Gemma Cornelii. Con él se calculaba la epacta -o días añadidos e intercalados a lo largo del año-, y con esta la fiesta de Pascua.

Es una de las piezas más relevantes de la colección del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, no solo por la belleza de su factura y su uso marcadamente educativo, sino por la importancia de su origen, que se sitúa en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús (siglos XVII y XVIII),
institución cuyo principal cometido era la formación de la nobleza en las Matemáticas y las artes de la Navegación, tras los descubrimientos de los
territorios de ultramar.

En el Museo Jurásico de Asturias encontrarás una auténtica huella de dinosaurio

José Carlos García-Ramos. Director científico, MUJA (Asturias).

Se trata de la huella del pie de un pterosaurio jurásico (reptil volador) que muestra una conservación excepcional. En ella se aprecian tanto las impresiones de los cuatro dedos terminados en garras afiladas como las de las almohadillas digitales. Además, se observa la reproducción de la piel en uno de los dedos.

Este ejemplar forma parte de una gran placa de arenisca con más de un centenar de icnitas de manos y pies de pterosaurios, que constituye actualmente el conjunto mejor conservado y con más densidad de huellas de estos reptiles voladores a nivel mundial.