La cuenca del Amazonas encabeza la lista de regiones con mayor biodiversidad del planeta. Y parece que ya empezó a hacer méritos para tal honor hace 13 millones de años, cuando sus extensísimos humedales aún no se habían convertido en ríos. Así lo indican los fósiles de siete especies distintas de cocodrilos de aquella época descubiertos en la llamada Formación Pebas, al noreste de Perú. No se conoce ningún otro lugar ni momento histórico en el que tantos cocodrilos distintos hayan compartido el mismo ecosistema. Según los autores del hallazgo, su proliferación pudo deberse a una gran abundancia de moluscos y crustáceos, que podrían haber constituido la dieta principal de aquellos ancestrales reptiles del Mioceno.

Rodolfo Salas-Gismondi, paleontólogo de la Univesidad de Montpellier (Francia) y de la Universidad Nacional de San Marcos, en Lima (Perú), destaca que en ese momento convivían la mayoría de los grupos conocidos de caimanes, los antiguos, con morros achatados, que quizá se alimentaban casi exclusivamente de animales con  cubierta dura, y otros con un menú más variado. Cuando los pantanos y humedales amazónicos empezaron a convertirse en el sistema fluvial que conocemos hoy, los mariscos que comían se extinguieron, y arrastraron a su fin a los cocodrilos que solo se alimentaban de ellos. Sin embargo, los caimanes de gustos más variados se fueron adaptando a las nuevas condiciones y diversificaron sus especies.

De hecho, entre los restos encontrados ahora se encuentra el primer fósil inequívoco del actual caimán enano Paleosuchus. Su hocico más alargado le permitía cazar también peces y otras presas. Además, se hallaron tres especies de caimán que la ciencia no conocía hasta ahora: Caiman wannlangstoni, Gnatusuchus pebasensis y Kuttanacaiman iquitosensis.  El artículo, encabezado por Rodolfo Salas-Gismondi, incluye su descripción detallada.

EL DATO: 13 millones de años llevaban estos fósiles bajo la selva peruana.

Tres especies nuevas

Parientes actuales
Algunos caimanes de nuestros días están emparentados con Caiman wannlangstoni.

Morro de pala

El morro achatado de Gnatusuchus pebasensis le permitía buscar alimento entre el fango de los pantanos.

¿Unas almejas?

Los dientes globosos del Kuttanacaiman iquitosensis le permitían alimentarse de moluscos de concha dura.

Un auténtico tesoro amazónico

Hasta ahora, los fósiles del Mioceno encontrados en esta zona se limitaban a crustáceos y algunos peces. Es la primera vez que aparece tal abundancia de grandes reptiles oriundos de la misma zona.

© Javier Herbozo

Mira el collar de perlas en mi boca

En esta reproducción de Gnatusuchus pebasensis se aprecian el morro corto y los dientes separados y redondeados, como pequeños globos. Los caimanes tienen una cabeza más redondeada que la de los cocodrilos.

© Kevin Montalban Aldo Benites-Palomino.