Así era el Universo en su adolescencia

Un mapa 3D nos muestra por primera vez como era cuando solo tenía 3.000 millones de años

Tres mil millones de años no son nada. Si hablamos, por supuesto, a escala del tiempo cósmico. A esa edad, nuestro Universo aún se encontraba en su adolescencia. ¿Pero que aspecto tenía? Ahora podemos saberlo gracias a este mapa tridimensional (el primero que existe) que han elaborado investigadores del del Instituto Max Planck de Astronomía.
Realmente se trata del mapa de una sección tridimensional del Universo situada a once mil millones de años luz de distancia. Pero, como al observar esas inmensas distancias también se está mirando hacia atrás en el tiempo, dicho mapa sirver también para revelar como fueron las primeras etapas de la formación del Universo, cuando sólo tenía una cuarta parte de su edad actual.
Para conseguirlo, los investigadores usaron el espectrógrafo LRIS en el telescopio Keck I, que, con un gigantesco espejo de 10 metros de diámetro, observa galaxias que son más de 15.000 millones de veces más débiles que cualquier estrella Los datos obtenidos de veinticuatro de esas tenues galaxias sirvieron para elaborar el mapa.
Dicho mapa muestra (según explican sus autores) cómo, a gran escala, la materia del Universo está dispuesta en una vasta red de estructuras filamentosas conocida como «red cósmica». La materia oscura, que no emite luz, sería la columna vertebral de dicha red, que también está impregnada del gas de hidrógeno primordial dejado por el Big Bang. Las galaxias como la nuestra, la Vía Láctea, están incrustadas dentro de esta maraña, ocupando una minúscula fracción de su volumen total.
En fin… No somos nada.

Los gladiadores eran vegetarianos

Comían platos macrobióticos y bebían cenizas

Un estudio realizado por el Departamento de Medicina Forense de la Universidad de Viena y publicado en la revista PlosOne, confirma que los gladiadores romanos eran vegetarianos. Y que completaba su dieta tomando bebidas preparadas con cenizas de plantas al acabar sus entrenamientos.
Los investigadores analizaron los restos de varios gladiadores encontrados en 1993 en una sepultura en las ruinas de la antigua ciudad de Efeso, en la actual Turquía. Utilizando técnicas de espectroscopia, estudiaron los restos de colágeno y minerales que contenían los huesos, y los resultados de los análisis demostraron que aquellos hombres habían tenido que seguir una dieta básicamente vegetariana.
El trigo y la cebada parece que eran los pilares básicos de su alimentación. Aunque los investigadores también han encontrado indicios de que los gladiadores tomaban al terminar sus entrenamientos bebidas preparadas con cenizas de plantas. Se trataba de un método primitivo de tomar un aporte mineral y energético suplementario.

Un parapléjico anda gracias a las células de su nariz

Las células de la cavidad nasal fueron implantadas en la médula espinal

«Levántate y anda…» Tranquilidad que no vamos a hablar de ningún milagro, aunque la cita de los evangelios nos viene que ni pintada. Porque la ciencia ha conseguido que un parapléjico polaco vuelva a caminar. ¿El medio? Pues… estaba escondido en su nariz en forma de células.

Pawel Tabakow, neurocirujano del hospital de Baviera, ha dirigido el equipo que ha transplantado células de la cavidad nasal (conocidas como glía envolvente olfativa) de un parapléjico polaco llamado Darek Fidyka, para implantarlas en su médula espinal.
Tras extraer las células, los cirujanos quitaron uno de los bulbos olfatorios y cultivaron las células. Dos semanas después las trasplantaron dichas células hasta la médula del paciente. Para ello tuvieron que realizar cien microinyecciones alrededor de la lesión muscular que sufría Darek (producida por las puñaladas que había recibido años atrás). Finalmente, se extrajeron también cuatro tiras de tejido nervioso del tobillo del paciente para colocarlo sobre la médula espinal.
Tres meses después de la intervención comenzó a crecer músculo en el muslo izquierdo de Darek. Y seis meses más tarde, Fidyka logró dar sus primeros pasos, con la ayuda de unas barras paralelas, con soportes para sus piernas y asistido por un fisioterapeuta.
Ahora, cuando han pasado ya dos años de aquella intervención, los médicos que le trataron anuncian que Darek ya camina fuera del centro de rehabilitación, aunque tiene que valerse de un andador, y ha recuperado la función sexual.
Lo dicho, un milagro de la ciencia.

¿Vivió en China una especie humana desconocida?

¿Quienes eran los humanos que habitaron el continente asiático durante el Pleistoceno superior? Sencillamente no lo sabemos. La revista American Journal of Physical Antropology acaba de publicar los resultados de un estudio realizado por científicos del Institute of Vertebrate Paleontology and Palaeoanthropology de Pekín, en el que afirman que los individuos de aquel grupo humano podían pertenecer a una especie desconocida y aún no catalogada por la ciencia.
Los investigadores han analizado varias piezas dentales halladas en un yacimiento prehistórico en la región china de Xujiayao, y han llegado a la conclusión de que la morfología dichos dientes (que poseen una antiguedad que oscila entre los 60.000 y 120.000 años) avala la posibilidad de que pertenecieran a una especie de homínido todavía no descrita y que habría coexistido en el tiempo con los humanos modernos y los neandertales.
Los autores del estudio apuntan a que el llamado Hombre de xiujiayao podría ser un descendiente del Homo erectus y estar, en cierta forma, emparentado con los llamados denisovanos, una especie de homínidos cuyo ADN se descubrió recientemente en siberia, y sobre la que aún se concoe muy poco.

Los peces prehistóricos inventaron la cópula

Copulaban en posición lateral (que complicación)

Hace 385 millones de años, una variedad de pez prehistórico conocida como Microbrachius dicki inventó la cópula. Así lo demuestra una investigación realizada por John Long, paleontólogo de la Universidad de Flinders (Australia del Sur), y cuyos resultados se han publicado en la revista Nature.
Los fósiles demuestran que los machos de esta especie desarrollaron unos miembros genitales huesudos con la forma de una L que les permitía trasferir el esperma a las hembras. Por su parte, las hembras poseían pequeños huesos pares para asegurar los órganos masculinos durante la copulación.
El autor de la investigación cree que los peces copulaban en una posición lateral, lo que permitía que el macho pudiera maniobrar sus órganos genitales en la posición correcta para que este encuentro sexual se produjese con éxito.
Los fósiles de esta especie simbolizan, por tanto, la forma más primitiva que se conoce de un órgano sexual. Precisamente, Microbrachius significa pequeños brazos y los científicos han tardado siglos en descubrir la utilidad de estos pares de brazos huesudos.