Vuelo encapsulado

En un túnel de viento de diseño propio, el Dr. Vance A. Yu-cker estudiaba el vuelo de las aves. La pieza de plástico que cubre el pico de la gaviota medía el consumo de oxígeno y la expulsión de CO2. La imagen del experimento
data de septiembre de 1968.

 

Ratas de laboratorio

En 1935, la Universidad de Notre Dame creó el Laboratorio de Bacteriología que sería líder en investigaciones libres de gérmenes. Allí, en una cámara hermética, se criaban ratones. La imagen, de 1949, retrata a un científico con traje de buzo seleccionando uno de ellos para un experimento.

Hielo eléctrico

En 1955, Nils Lindenblad creó hielo a partir del principio de que la electricidad, al pasar de un metal a otro, cambia la temperatura en el punto de unión de ambos.  El dispositivo pretendía revolucionar la industria de refrigeración eléctrica, ya que no producía ruidos.

 

Un sol de mentira

En 1959, el Laboratorio de Investigación de Westinghouse en Pittsburgh, EEUU, pretendía producir electricidad a partir del calor. El experimento constaba de una pieza termoeléctrica y dos espejos; uno recogía la luz y la enviaba al segundo, que la rebotaba en la pieza para conseguir electricidad.

El primer paso a la luna

En 1948, la era espacial comenzaba a despegar en los laboratorios estadounidenses. Allí se llevaba a cabo toda suerte de experimentos; como este, en el que un científico enciende un micro-cohete en una cámara específicamente diseñada para ello.

Lo que el viento se llevó

En un laboratorio de la Marina estadounidense en Filadelfia, un voluntario se somete a vientos de 482 kilómetros por hora. El experimento fue realizado en 1949 y tenía por objetivo determinar los peligros de lanzarse de grandes alturas con paracaídas.

 

El perro de Pavlov

Todo fue un “accidente”. En 1904, Iván Pavlov ganó el premio Nobel por sus hallazgos relacionados con la digestión. Sus “voluntarios” eran perros, y gracias a ellos, el fisiólogo ruso descubrió algo extraño: cada vez que un asistente entraba en su recinto, el perro comenzaba a salivar, esperando comida.

La habitación del silencio

Ubicado en los laboratorios de la compañía Bell Telephone, este cuarto permitía eliminar el 99% de los sonidos externos. Debido a que el oído regula el equilibrio, la ausencia de  estímulos auditivos mareaba a los científicos y les impedía pasar más de 45 minutos allí encerrados.