Todas las fuerzas de la naturaleza tienen caras opuestas. El electromagnetismo, por ejemplo, puede atraer o repeler, dependiendo de las cargas de los cuerpos implicados. ¿Por qué la gravedad no repele? La respuesta parece radicar en la teoría del campo cuántico. Las partículas que transmiten las fuerzas nucleares débil y fuerte tienen varios tipos de carga, como las cargas eléctricas. “Esas cargas pueden ser positivas o negativas, lo que lleva a diferentes posibilidades según el signo de la fuerza”, explica Frank Wilczek, del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Este no es el caso de los gravitones, las partículas hipotéticas que, según expone la teoría del campo cuántico, deberían transmitir la gravedad. “Los gravitones responden a la densidad de energía, que siempre es positiva”, dice Wilczek.

Pero no todo el mundo lo tiene tan claro: “No sabemos que la gravedad sea estrictamente una fuerza de atracción”, advierte Paul Wesson, de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canadá. Ahí tenemos la “energía oscura”, que parece estar acelerando la expansión del Universo.

Algunos físicos especulan con la idea de que la energía oscura podría ser una fuerza gravitacional de repulsión que solo actúa a gran escala. “Hay precedentes de un comportamiento semejante en una fuerza fundamental”, comenta Wesson. “La fuerza nuclear fuerte es de atracción a ciertas distancias y de repulsión a otras.”

Sea como fuere, la aparente diferencia entre la gravedad y las demás fuerzas fundamentales plantea un problema para los físicos que quieren crear una “teoría del todo” que proporcione una explicación única para todas ellas. Mientras no se resuelva ese misterio, la gran teoría unificadora será imposible.

Redacción QUO