Eugene Cernan es el último hombre que pisó la Luna. Lo hizo en 1972 cuando fue comandate de la misión Apolo 17 y pudimos hablar con él recientemente en Madrid gracias a una conocida marca de relojes (los únicos que han viajado a nuestro satélite). En la entrevista nos contó algunas cosas que habitualmente no se saben de las misiones espaciales. Por ejemplo, la nave en la que viajó medía unos 36 pisos de altura y al despegar (lo hicieron de noche, la única misión «nocturna», para alunizar en un valle predeterminado) la explosión que los impulsó fue equivalente en luminosidad a mil soles.

Durante 3 días viajaron a 35.000 millas por hora (unos 50.000 km/h) y fue la misión que más tiempo pasó recorriendo la Luna a bordo de un vehiculo lunar: cerca de 22 horas. Una de las mayores dificultades a las que se enfrentó fue la de medir las distancias, ya que no existen referencias y el tiempo (esto último lo calibraba teniendo en cuenta el oxígeno que le quedaba). Por suerte contaban con cinta americana para mayores problemas. Cernan rompió el guardabarros del vehículo y para evitar que el polvo lunar obstruyera los mecanismos internos, utilizó un mapa y cinta celo para apañarse un guardabarros provisorio.

La tecnología ha variado tanto desde que estuvo allí arriba que él mismo reconoce que hay más tecnología en un teléfono celular de la que ellos contaban en la misión. Por esto mismo sostiene que muy pronto el hombre volverá a la Luna. Aunque no cree que sea él quien lo haga.

Redacción QUO