Un grupo de científicos de la Universidad de Exeter, han revisado, y confirmado, uno de los ejemplos de libros de texto más famosos sobre la evolución en acción.

Liderados por Martin Stevens, los expertos demostraron que las diferencias en la supervivencia de las formas pálidas y oscuras de la polilla moteada o mariposa del abedul (Biston betularia) se explican por cuán bien se mimetizan con el entorno estos insectos.

En un inicio, el tono pálido de la polilla, servía para camuflarla contra el liquen que crece en la corteza de los árboles, pero durante la Revolución Industrial, cuando la contaminación mató a los líquenes y la corteza se oscureció por el hollín, surgió en el Reino Unido una variedad con alas más oscuras, que le permitían ocultarse de modo más eficiente en el nuevo entorno. Más tarde, cuando la legislación de aire limpio redujo los niveles de hollín y permitió que los líquenes se recuperaran, se produjo un resurgimiento de los insectos con alas más claras.

Este fenómeno, bautizado melanismo industrial, que es la prevalencia de variedades más oscuras de animales en áreas contaminadas, proporcionaron un ejemplo temprano crucial que apoya la teoría de la evolución de Darwin por selección natural, y ha sido un campo de batalla entre biólogos evolutivos y creacionistas durante décadas.

Si bien el ejemplo ha sido bien respaldado por muchos estudios, hasta ahora nadie había probado cuán bien camufladas estaban las polillas desde la perspectiva de la visión de sus depredadores, las aves, y cómo su camuflaje influía directamente en la supervivencia.

El nuevo estudio, publicado en Current Biology, ha demostrado que a las aves se les hace más difícil distinguir las polillas pálidas contra los árboles cubiertos de líquenes.

«Este es uno de los ejemplos más emblemáticos de la evolución – explica Stevens en un comunicado –, utilizado en libros de texto de biología en todo el mundo, pero ferozmente atacado por creacionistas que buscan desacreditar la evolución. Sorprendentemente, ningún estudio previo había cuantificado el camuflaje de estos insectos, ni lo había relacionado con su grado de supervivencia contra los depredadores”.

Juan Scaliter