La degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) es la principal causa de ceguera en el mundo desarrollado. Su prevalencia está aumentando drásticamente a medida que la población envejece y se estima que, en 2020, habrá alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo con esta afección. En España afecta a unas 700.000 personas (el 1,5 % de la población actual) y es de las patologías asociadas a la ceguera que más crecerán en los próximos años.

Ahora, científicos de la Universidad de Birmingham están un paso más cerca de desarrollar unas gotas para los ojos que podría revolucionar el tratamiento para la DMRE.
Actualmente, esta dolencia se trata con inyecciones de medicamentos que deben ser administrados por médicos. Científicos liderados por Felicity de Cogan, han desarrollado unas gotas para los ojos que cumplen la misma función que las inyecciones.

El año pasado, este tratamiento demostró un efecto terapéutico similar al del medicamento inyectado, pero en ratas. Ahora el equipo liderado por de Cogan ha llevado su investigación un paso más allá al investigar el efecto de las gotas oculares en los ojos de conejos y cerdos, que son más similares a los ojos humanos.

Este último estudio, publicado en Investigative Ophthalmology & Visual Science, demuestra que las gotas oftálmicas pueden administrar una cantidad terapéuticamente eficaz de los fármacos a la retina.

La tecnología detrás de las gotas para los ojos es un péptido que penetra en las células y que puede administrar el medicamento a la retina.
“Durante varios años – señala de Cogan en un comunicado –, nuestro equipo se ha centrado en el desafío de administrar fármacos en la parte posterior del ojo. Desde el principio, nos dimos cuenta de que hacerlo a través de gotas para los ojos significaba que los pacientes podían administrar su tratamiento ellos mismos, lo cual sería menos costoso, ahorraría tiempo para los pacientes y los profesionales médicos y reducir las potenciales complicaciones que pueden surgir de las inyecciones. Ahora hemos demostrado que las gotas funcionan en los ojos de conejos y cerdos, no solo en los de ratones, mucho más pequeños que los humanos”.

Juan Scaliter