Fumar cananbis provoca muchos efectos. Y, además de los puramente alucinógenos y relajantes, es bastante habitual que también dé hambre. Ahora, un estudio realizado por un equipo de la Washington State University, ha intentado averiguar cuál es el mecanismo que vincula el hecho de «estar colocado» con el apetito. Aunque el experimento solo ha tenido éxito a medias.

Cuando el ser humano siente hambre, se segrega una hormona llamada ghrelina que es la responsable de que sintamos ganas de comer. En su experimento, los investigadores dieron pequeñas dosis de cannabis a un grupo de ratones, y comprobaron que, efectivamente, aumentaba la producción de dicha hormona y con ella el apetito, y corrían a buscar más alimento aunque ya hubieran comido. En cambio, cuando usaron otra sustancia para inhibir la producción de ghrelina, los ratones no sintieron apetito aunque estuviesen colocados.

El experimento confirma que fumar cananbis provoca un aumento en la producción de ghrelina, pero lo que los investigadores aún no han logrado descubrir es cual es el mecanismo que lo provoca. Aunque manejan varias hipótesis. Una de ellas es que el tetrahidrocannabinol, uno de los principales componentes del cannabis y responsable de muchos de sus efectos, provoca que se inhiba la región cerebral vinculada con la sensación de estar llenos que experimentamos tras haber comido.

Aunque también especulan con la posibilidad de que dicha sustancia se una a los centro receptores del área olfativa del cerebro, provocando que el olor de la comida nos parezca aún más apetitoso y deseable.

Fuente. IFL Science.

Vicente Fernández López