Exponer ratones recién nacidos a microbios vaginales de ratones hembra estresadas puede transferir los efectos del estrés a los recién nacidos, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maryland. Estos cambios se asemejan a los que se ven específicamente en los descendientes masculinos de las madres que fueron estresadas durante el embarazo.

El estudio, publicado en Nature Neuroscience, puede conducir a una mejor comprensión de la forma en que los problemas maternales, como el estrés, afectan el desarrollo cerebral de la descendencia.

Los microbios presentes en el fluido vaginal colonizan el intestino durante el paso a través del canal de parto, y la composición de este microbioma intestinal influye en el desarrollo del cerebro y cómo responde al estrés más adelante en la vida. En ratones, se sabe que el estrés prenatal altera la microbiota vaginal y afecta la función cerebral de la descendencia masculina después del nacimiento, pero no estaba clara la causa de estos cambios cerebrales son causados por la microbiota alterada.

Tracy Bale, líder del estudio,trasplantó microbios del fluido vaginal de ratones estresadasy no estresadas a un grupo de crías, inmediatamente después del nacimiento, que se produjo por cesárea. Esto era para no exponer a las crías a los microbios vaginales de la madre.

Los resultados mostraron que las crías expuestas tanto al estrés en el útero como a la microbiota de madres estresadas, tenían una disminución en el peso corporal y el crecimiento, y aumentaban los niveles de la hormona del estrés cuando adultos. Los microbios de madres sin estrés, sin embargo, no reprodujeron los efectos del estrés en el útero.

Estos hallazgos indican que el estrés durante el embarazo afecta a los ratones tanto directamente durante su gestación, como indirectamente por la alteración de la microbiota vaginal de la madre. En los seres humanos, el estrés materno durante el embarazo es un factor de riesgo de trastornos psiquiátricos en la descendencia, pero no está claro si este riesgo también está vinculado a la microbiota vaginal.

«Estos resultados son muy intrigantes – concluye Bale –. Definitivamente vale la pena investigar si los efectos que encontramos en ratones también son ciertos en los humanos”.

Juan Scaliter