La única manera que actualmente permite bajar el contenido de la sustancia es modificar el genoma de la planta. La tecnología ha permitido cultivar ejemplares en los que se modifica el contenido de la droga a voluntad. El tabaco bajo en nicotina solo existe en el laboratorio, y sirve para hacer experimentos que han mostrado hasta qué punto las personas fuman menos cuando los niveles de la sustancia son bajos, como era de esperar.
El producto no se comercializa. Los cigarrillos etiquetados como light se producen modificando la estructura del cigarrillo, no la genética de la planta. En concreto, se le practican agujeros que se supone que hacen que el humo se disperse antes de llegar a la boca, una idea cuya eficacia ha sido puesta en duda.

Redacción QUO