Antonio Damasio (Lisboa, 1944) es uno de los más eminentes neurocientíficos del mundo. Durante décadas ha estudiado las neuronas para descubrir el funcionamiento del cerebro y los procesos por los que creamos los sentimientos y cómo influyen las emociones en nuestro comportamiento. Y lo ha aderezado en algunos textos con el pensamiento de grandes filósofos. Porque Damasio es mucho más que un científico, es un humanista. Dos de sus obras más conocidas son precisamente El error de Descartes y En busca de Spinoza. Acaba de publicar El extraño orden de las cosas (Ediciones Destino) donde aporta nuevas claves sobre los sentimientos y su función reguladora de la vida (homeostasis). Para Damasio, las emociones han sido la base sobre la que se ha sustentado la cultura, la gobernanza o la tecnología. Hablamos sobre sus trabajos, que han sido una auténtica revolución en el campo de la neurociencia, mientras toma tranquilamente un té. Nos ha citado en La Pedrera de Barcelona. Se somete estoicamente a la sesión de fotos (aunque, sin alzar mucho la voz, asegura que no le gusta hacerse fotos) Pero posa bien. Está casado con Hanna Damasio, que comparte sus trabajos. Se considera un liberal y amante de la música. Habla despacio y acompañando el discurso con ligeros movimientos de las manos, como si estuviera dirigiendo una orquesta a tempo de adagio, lento y majestuoso.

[image id=»96454″ data-caption=»Aunque nació en Lisboa, ha desarrollado toda su carrera en Estados Unidos. Trabaja junto a su mujer Hanna en un centro de investigación de Los Ángeles.» share=»true» expand=»true» size=»S»]

P. ¿Sabe una cosa? Toda la vida me han dicho que las emociones no son buenas consejeras para tomar decisiones y usted asegura lo contrario.
R. No se trata de escoger entre el raciocinio y los sentimientos, debemos utilizar ambos. Uno de los grandes problemas de la psicología moderna es la tendencia a escoger entre una cosa u otra. Las emociones a lo largo del proceso evolutivo son bastante razonables.

P. ¿Me pone un ejemplo?
R. El miedo es muy racional. Si estás ante una amenaza es razonable que o bien salgas corriendo o intentes protegerte. Incluso que te quedes paralizado. La mayoría de gente tiende a pensar en sentimientos y emociones negativos como el miedo, la ira o el desprecio. Pero nos olvidamos del amor, la compasión, la admiración. Estas emociones no solo son positivas, sino adaptativas para los seres humanos.

P. En definitiva, ¿me dejo aconsejar por las emociones?
R. Cualquier cosa que provenga de la ira o el miedo excesivo es mala, pero lo que provenga del amor, la compasión o la gratitud, no. La gratitud es una de las emociones más bellas y tendrá un efecto positivo en su salud. ¿Sabe qué le pasa cuando realmente está agradecida?

«La gratitud es una de las emociones más bellas, segrega opioides y tiene un efecto positivo en la salud»

P. ¿Que me siento bien?
R. Sí, porque segregamos pequeñas cantidades de opioides endógenos que reducen el estrés y mejoran la salud. Estos sistemas son increíblemente positivos y debemos potenciarlos.

P. ¿Se puede educar la respuesta emocional?
R. Te puedes educar a ti mismo sobre aquello que causa la emoción. La emoción en sí es muy difícil de cambiar, porque responde a un patrón automático. Pero usted puede ponerse en situaciones en las que evite aquello que provocará más emociones negativas y enfatizar las que desencadenarán las buenas.

P. Dicho vulgarmente, el pack de las emociones viene de fábrica.
R. Sí, es parte de nuestro equipamiento (risas).

[image id=»96455″ data-caption=»Ha dedicado toda su vida al estudio de las emociones y sentimientos y defiende su funcionamiento indisoluble con el raciocinio.Ha dedicado toda su vida al estudio de las emociones y sentimientos y defiende su funcionamiento indisoluble con el raciocinio.» share=»true» expand=»true» size=»S»]

P. Explíqueme la diferencia entre emoción y sentimiento.
R. Habitualmente se confunden. Si usted me dice algo que me hace sentir feliz, me relajaré y sonreiré. Cuando siento alegría es porque mi mente está analizando mi cuerpo y los cambios que se han producido en él. Cómo ha variado mi expresión facial, mi frecuencia cardíaca, cómo se han relajado mis músculos… El sentimiento es mental, es la representación de lo que ocurre corporalmente. Los sentimientos no son una invención del cerebro, sino una asociación entre cuerpo y cerebro, que interactúan mediante moléculas químicas independientes y rutas nerviosas. El sentimiento en sí no se encuentra en una región concreta del cerebro. Es un conjunto de construcciones interactivas y, dependiendo del nivel de atención que le prestes, puede incidir más sobre una región u otra.

P. Pero muchos libros dicen: aquí está el centro del miedo o el dolor.
R. No funciona así, pero es más fácil decir que si tocas este botón se activa tal cosa. El proceso es mucho más complejo, de múltiples niveles y dinámico.

P. ¿Hay transmisión genética del abanico emocional?
R. El sistema que produce las emociones sí se transmite genéticamente. Después se despliega, se modela culturalmente. Y también a nivel químico. Los sistemas hormonales pueden cambiar la expresión de la emoción.

P. ¿Cuándo empezó a desarrollar sentimientos el ser humano?
R. Al principio de la vida, los organismos simples no tenían sistema nervioso. Los primeros aparecieron hará unos 500 millones de años. Eran sencillas redes de neuronas encargadas de la principal función del organismo, la digestión. Pasaron millones de años hasta que apareció un sistema nervioso que, poco a poco, asumió el papel de coordinador de todos los otros sistemas y de la relación entre el organismo y su entorno. La vida se regulaba sin sentimientos, pero la homeostasis aseguraba la supervivencia. No podemos saber cuándo aparecieron los sentimientos en la evolución.

«Los sentimientos no son solo una invención del cerebro, sino una asociación entre cuerpo y mente, que interactúan»

P. Pero todos los vertebrados los tienen…
R. Sí, y las formas de vida primitiva podían sentir. Pero para llegar a lo que llamamos mente y sentimientos tuvieron que pasar muchos cambios evolutivos en el sistema nervioso. Los sentimientos no son solo neurales, todo el cuerpo participa en el proceso, por lo que el sentimiento nos dice lo que pasa en nuestro organismo y si la homeostasis es buena o no. Nuestra homeostasis es en parte automática, pero tenemos una mente, sentimientos, capacidad de conciencia, y esto nos permite controlarla. A mí me gusta conectar la cultura, las artes o la tecnología en la misma línea que la homeostasis de las bacterias.

P. ¿Reduce la cultura al nivel de las bacterias?
R. No, simplemente digo que lo que nos permite ser lo que somos ya estaba desarrollado en las bacterias. Por eso titulo mi libro
El extraño orden de las cosas, porque las bacterias ya sabían todo esto sin saber nada.

P. ¿La agresividad que había en la Edad Media ha cambiado o es la misma porque forma parte de esas emociones con las que nacemos?
R. Algo ha cambiado, aunque no por completo, ya que seguimos teniendo agresividad y violencia. Continúa siendo mayor en hombres que en mujeres. Pero algo ha variado, tanto a nivel cerebral como en el comportamiento de los hombres, y no solo por cuestiones sociales, sino internamente.

P. O sea, tanto por el cambio cultural como por el del propio cerebro.
R. Absolutamente. Cuando nos preguntamos de dónde surge la cultura, se suele decir que hemos creado el arte, la gobernanza o la técnica porque los humanos somos inteligentes. Pero se ignoran los sentimientos como factores de motivación. Mi idea esencial es que la actividad cultural empezó absolutamente unida a los sentimientos y que esa unión permanece todavía.

P. Que es la tesis de su libro.
R. No creo que la humanidad haya inventado nada a nivel cultural que no haya sido motivado por un sentimiento. Y los esenciales son el dolor y el sufrimiento por un lado y el placer o el deseo de placer por otro. Cuando se crea la gobernanza o los sistemas morales, se inventan porque nos damos cuenta de la cantidad de dolor que causan el asesinato, el robo o la tortura. Al mismo tiempo, se intenta llegar al equilibrio y el bienestar. Toda nuestra cultura se ha construido entre bambalinas gracias al conflicto entre dolor y placer.

P. Pues ahora vivimos momentos de grandes conflictos.
R. Sí y aparecen movimientos populistas de difícil resolución. Si queremos hacerlo solo a partir de los hechos y el razonamiento, no se podrá. Muchos problemas vienen de una mala gestión de nuestros sistemas afectivos.

P. ¿Por qué crecen los populismos?
R. Las personas pueden hacer un análisis de la situación a partir de hechos reales o manipulados desde los medios de comunicación. Los afectos son lo que son, el problema viene con las reacciones. No es que la ira cause populismo, sino que el populismo causa ira.

P. ¿Podemos hablar de homeostasis cultural?
R. Sí, siempre que hable de un intento de homeostasis, si no, la gente podría decir: ¿cómo podemos hablar de esos mecanismos de regulación de la vida en este contexto si tenemos a Trump en la Casa Blanca, huelgas en Francia o políticos como Marine Le Pen? Muchas personas pensarían que no funciona. Por tanto, deberíamos hablar más bien de un intento de homeostasis cultural, yo lo llamo así.

P. Pues la homeostasis ha fracasado muchas veces. Miremos los inicios del siglo XX.
R. Fueron un desastre absoluto, con dos guerras mundiales, los gulags, el Holocausto. Pero después de 1945, la homeostasis cultural funcionó durante un tiempo.

P. Hasta ahora…
R. Estamos otra vez en un mal periodo por culpa del mundo digital. Espero que podamos sobrevivir a esta era, pero no tengo la certeza.

P. Una era digital que hace a nuestro cerebro más perezoso, que se concentre menos.
R. Pienso igual que usted. Supone muchos peligros y la gente empieza a verlos. Los niños son adictos al teléfono. En Los Ángeles, donde vivo, los veo ir en bicicleta con el móvil en la mano. Incluso dentro del campus hay accidentes por ir con patinete y el móvil en la mano.

P. ¿Pueden distintas personas sentir la misma cosa en diferentes regiones del cerebro? He leído que los músicos oyen la música en una región del cerebro distinta.
R. Eso es totalmente cierto. De hecho, nosotros tenemos un estudio único sobre el efecto de la formación musical en niños. Les hacemos un seguimiento desde los 5 años. A mi me encanta la música, pero mi forma de escucharla es distinta a la de un compositor.

P. ¿Cómo explica que alguien se ponga a llorar frente a una obra de arte?
R. Es una reacción emocional, percibida como un sentimiento de elevación. Hay una mezcla entre admiración, elevación y sentido de lo sublime. Y eso produce relajación de la musculatura y armonía de la función visceral. Pasa también con un paisaje, música u obra artística. Son situaciones que elevan a la humanidad y nos distinguen.

P. Situaciones gratificantes para vivir… ¿Cómo trabajarlo?
R. Una sociedad saludable es la que educa a los niños para apreciar estas oportunidades y disfrutar de la vida.

P. ¿Qué debe hacer una persona pesimista para cambiar?
R. El temperamento es el perfil de las personas respecto a su emotividad. Hay quien se levanta cada día sin energía y hay quien está dispuesto a comerse el mundo. La genética tiene un gran papel en el temperamento, aunque el entorno lo puede modificar.

P. ¿Cuál es el factor desencadenante de la atracción entre dos personas?
R. La dopamina es muy importante para establecer el deseo. Y da igual si el deseo es de comer, beber o tener sexo. Por otra parte, algunas moléculas como los opioides te reducen el nivel de estrés o te dan placer. Y, por supuesto, se establece un vínculo por encima del nivel químico.

P. ¿Ha estudiado alguna vez su cerebro?
R. Sí. Siempre hacemos autoanálisis, pero nunca hablamos de nosotros. O sea que no confíe en que le diga nada.

Redacción QUO