¿Sabéis que es lo que se conoce como efecto gorila? En los años 90, los investigadores franceses Christopher Chabris y Daniel Simons realizaron un experimento en el que mostraron a un grupo de voluntarios un vídeo en el que se veía a unos chicos pasándose una pelota de baloncesto. Los participantes tenían que contar cuantas veces se la pasaban. Pero, en un momento determinado, una persona aparecía en medio del vídeo disfrazada de gorila. Y lo que ocurrió es que casi ninguno de los voluntarios se dio cuenta, debido a que estaban totalmente concentrados en contar el número de pases que se realizaban.

Y, ahora, Gabriel de la Torre y Manuel García, neuropsicólogos de la Universidad de Cádiz, han publicado un estudio en el que sugieren que algo parecido podría sucedernos a la hora de buscar señales extraterrestres. Es decir, que podríamos estar tan concentrados buscando un determinado tipo de señal, que podría ser que no nos diéramos cuenta de la existencia de otra, porque no encajaría con aquello que estamos buscando.

Los autores plantean que nuestra propia neurofisiología, psicología y conciencia pueden desempeñar un papel importante en la búsqueda de civilizaciones no terrestres, un aspecto que consideran se ha descuidado hasta ahora. «Cuando pensamos en otros seres inteligentes tendemos a verlos desde nuestro tamiz perceptivo y de consciencia, sin embargo estamos limitados por nuestra visión sui géneris del mundo, y nos cuesta admitirlo”, apunta De la Torre. «Lo que intentamos con esta diferenciación es contemplar otras posibilidades, por ejemplo, seres de dimensiones que nuestra mente no llega a captar; o inteligencias basadas en formas de materia o energía oscuras, que constituyen casi el 95% del universo y que apenas comenzamos a vislumbrar.»

Los investigadores realizaron su propia versión del experimento del gorila, en el que pidieron a sus voluntarios que identificasen elementos arquitectónicos ocultos en un entorno natural. Pero en el mismo también se encontraba escondido un personaje disfrazado de simio. Y, como era de esperar, solo unos pocos fueron capaces de descubrirlo.

Aplicando las conclusiones del experimento a la búsqueda de señales alienígenas, los investigadores se preguntan si realmente seríamos capaces de encontrar al gorila, es decir, de detectar dichas señales extraterrestres. «Nuestra concepción tradicional del espacio está limitada por nuestro cerebro, y puede que tengamos las señales encima y no las veamos», explica de la Torre.

Redacción QUO