Un grupo de investigadores, liderados por Neil D. Theise, ha identificado una característica previamente desconocida de la anatomía humana con implicaciones para la función de todos los órganos, la mayoría de los tejidos y los mecanismos de las principales enfermedades.

En un estudio publicado en Scientific Reports, el equipo de Theise señala que los tejidos conectivos, debajo de la superficie de la piel,y que actúan como revestimiento del tracto digestivo, los pulmones y el sistema urinario, las arterias, las venas y la fascia entre los músculos que los rodean son, en cambio, compartimentos interconectados y llenos de líquido.

Esta serie de espacios, basados en una red de proteínas de tejido conectivo fuerte y al mismo tiempo elástico (formado por colágeno y elastina respectivamente), pueden actuar como amortiguadores que evitan que los tejidos se desgarren a medida que órganos, músculos y vasos se comprimen, bombean y pulsan como parte del día a día.

El hallazgo de que esta capa es una “carretera” de fluido en movimiento, puede explicar por qué el cáncer es mucho más probable que llegue a otros órganos. Este nueva red sería el origen de la linfa, el fluido vital para el funcionamiento de las células inmunes que generan inflamación. Además, las células que residen en el espacio y los haces de colágeno que recubren, cambian con la edad y pueden contribuir a las arrugas de la piel, a la rigidez de las extremidades y a la progresión de las enfermedades fibróticas, escleróticas e inflamatorias.
Más información: comunicado de la Universidad de Nueva York

Juan Scaliter