Para el año 2300, el cambio climático puede provocar que los rendimientos de la pesca disminuyan hasta en un 20% en todo el mundo y un 60% específicamente en el Atlántico Norte, según sugiere un nuevo estudio publicado en la revista Science.
El estudio atribuye principalmente este declive a la falta de mezcla en los océanos. Esto provoca, entre otras consecuencias, que los nutrientes se hundan en las profundidades del océano en lugar de permanecer en la superficie del océano. Estas alteraciones, en última instancia, conducirán a una disminución de las poblaciones de peces cerca de la superficie, aseguran los autores, liderados por J. Keith Moore.

Los modelos de cambio climático estiman consistentemente que las zonas de pesca disminuirán a finales de este siglo, sin embargo, se han realizado pocos esfuerzos para explorar qué cambios podrían ocurrir más allá de 2100. El informe realizado por el equipo de Moore recurrió a modelos realizados por ordenador para explorar los efectos del cambio climático en la pesca en un escenario en el que las emisiones de carbono continúan al mismo ritmo que el actual.

Actualmente, en el Océano Antártico sí se produce la mezcla entre las capas oceánicas superior e inferior, lo que contribuye a crear una enorme cantidad de nutrientes a la superficie, tan grande que fluye a otros océanos. Sin embargo, las simulaciones de Moore sugieren que una combinación de vientos cambiantes y capas oceánicas superiores más cálidas, más un cambio hacia el polo del afloramiento de nutrientes en la Antártida, provocará que una mayor porción de nutrientes se hunda en la capa más profunda del océano y quede atrapada allí (por ejemplo, la cantidad de fosfato que llega a la superficie se reducirá en un 41%). Esto reducirá la entrega de nutrientes a otras áreas oceánicas. Si bien el calentamiento oceánico y la estratificación aumentarán a nivel mundial, la mezcla profunda en el Atlántico Norte se verá particularmente reducida: los efectos a largo plazo de estos cambios significan que las pesquerías se reducirán durante mil años o más.

Juan Scaliter