El británico Anthony Warner es bioquímico y chef, aunque es más conocido por cabrearse. Concretamente, por poner mala cara a todo lo que suene a pseudociencia en el mundo de la nutrición, sea la moda detox, los alimentos alcalinos o la alimentación para curar el cáncer. Después de pasar varios años tras los fogones, actualmente compagina su labor como bloguero furioso con la asesoría a la industria alimentaria para fabricar productos más saludables. Acaba de publicar su libro El chef cabreado, y, cuchillo en mano, desgrana las mil y una formas en que los ‘magufos’ nutricionales nos timan.

P. ¿Por qué está furioso?

R. Empecé a leer mucha información sobre dietas y salud en internet sin ningún fundamento. Por ejemplo, no puedes decir que un alimento determinado cura una enfermedad. Todo eso empezó a cabrearme, se estaban diciendo muchas cosas que no eran ciertas y nadie estaba desmintiéndolo, así que empecé a hacerlo en un blog con el personaje del chef cabreado.

P. Si vemos a un famoso alabando las bondades de una dieta… ¿ya deberíamos empezar a desconfiar?

R. Si hacen grandes declaraciones sobre una comida, un alimento en concreto o una dieta, hay que sospechar. La mayoría de los famosos que publican estas cosas tienen probablemente muy buenos genes y una vida llena de privilegios, entrenadores personales, etc. Decir “si comes como yo, serás como yo” es mentira. Lo que vemos en las redes sociales es muy limitado, ellos no comparten los peores momentos de su vida, cuando se sienten mal o cuando se han pasado comiendo y se sienten culpables.

P. ¿Por qué el concepto detox es una chorrada?

R. Nuestro cuerpo tiene un hígado y unos riñones y simplemente estando sentado estás desintoxicándote, es una maravilla. No hay ningún motivo por el cual necesitemos una ayuda extra para desintoxicarnos ni hay ninguna dieta que vaya a eliminar esas toxinas. Es pseudociencia sin ninguna conexión con la realidad. Tu cuerpo no está lleno de toxinas que necesiten ser eliminadas porque es muy bueno eliminándolas él mismo. Pero esta idea se repite constantemente en los medios de comunicación, internet, los supermercados, los autobuses… Al final la gente lo ve tanto que se lo acaba creyendo. Pero si le preguntas a cualquier médico o a un nutricionista si el concepto detox es real, te van a decir que no.

P. Sostiene que nos venden los antioxidantes como los ‘Chuck Norris del cuerpo’, que machacan a los radicales libres… pero afirma que no funcionan realmente así.

R. La ciencia nutricional es muy compleja, no puedes aislar a varias personas en un laboratorio y darles ciertos alimentos para observar sus efectos, sino que viven sus vidas y te pueden contar lo que comen, así que es difícil obtener conclusiones. Se ha dicho que si tomas una alta dosis de antioxidantes puedes reducir el riesgo de cáncer, pero también existen evidencias de que pueden resultar terriblemente dañinos. Se realizó un ensayo clínico para valorar su acción en el cáncer de pulmón y sus efectos fueron tan malos que tuvieron que pararlo porque las personas que tomaban suplementos de antioxidantes fallecían antes. Por tanto, es mejor tomar mucha fruta y verdura y tener una dieta muy variada.

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P. ¿En qué se basa la dieta alcalina y por qué carga contra ella?

R. El concepto de comida alcalina es completamente anticientífico. Se basa en la idea de que a nuestro cuerpo le gusta mantenerse en un estado alcalino y que hay alimentos que lo acidifican que deberíamos evitar. Nuestro organismo regula el pH de la sangre de forma muy precisa porque si cambiara ligeramente, nuestras células dejarían de funcionar. La comida no puede controlar el pH de tu cuerpo y creo que no te gustaría que lo hiciera, porque si lo alcalinizaras te morirías. Es una excusa para crear reglas estrictas, de manera que la gente al final come menos y así pierde peso, pero también diría que es una buena forma de crear una relación enfermiza con la comida. Es pseudociencia pura y dura que, sorprendentemente, recibe el apoyo de bastantes famosos.

P. ¿Qué es comer limpio?

R. Ese es el problema, ¿qué significa realmente? La gente solía hacer dietas en los años ochenta y noventa, pero hoy en día eso ha pasado de moda: ahora quiere perder peso sin dieta. Por eso han inventado la pseudociencia de la comida limpia para justificar por qué no tomar lácteos, trigo o gluten. Lo que no es comida limpia es comida sucia. Es un lenguaje dañino, implica la idea de que la comida sucia te hace sentir sucio. Y una manera muy desagradable de hacer que la gente siga un comportamiento.

“Tu cuerpo no está lleno de toxinas que necesiten ser eliminadas porque es muy bueno eliminándolas por sí mismo”

P. ¿Por qué está en contra de la dieta paleo? Puede parecer lógico comer ‘como comían nuestros ancestros’…

R. No sé hasta qué punto es lógico, nuestros antepasados vivían hasta los 25 años. Creo que esa gente comía lo que podía y probablemente la gente que siga esa dieta pierda peso, aunque me gustaría saber si quienes la han diseñado saben realmente lo que se comía en la era paleolítica, porque yo conozco a muchos expertos y ninguno lo sabe con exactitud. Se supone que comían mucha ternera, pero no había vacas. Dicen que no comíamos carbohidratos y eso no es cierto. Quizá no teníamos tantas fuentes, pero sí se comían, por eso tenemos enzimas capaces de digerirlos. Creo que se ha elaborado esta fantasía de cavernícolas para justificar las dietas bajas en hidratos de carbono.

P. ¿Qué trucos daría para detectar la pseudociencia en el ámbito de la alimentación?

R. Como dije antes, la nutrición es una ciencia muy complicada, no conocemos bien la conexión entre unos hábitos concretos con la comida y una enfermedad precisa, así que si alguien te dice que un alimento tiene ciertos efectos, ya tienes indicios para dudar. Otra práctica común es confundir la anécdota con la ciencia. Mucha gente cree que una dieta les hizo recuperarse de su enfermedad y en realidad lo que probablemente pasó es que mejoró de todas formas y lo asoció a su forma de comer.

[image id=»94876″ data-caption=»En su libro, Warner mezcla los datos científicos con el humor para cargar contra la alimentación alcalina, las dietas promocionadas por famosos o los productos detox.» share=»true» expand=»true» size=»S»]

P. También le enfada eso de que “el azúcar es la nueva cocaína”…

R. La mayoría tomamos demasiado azúcar y deberíamos reducir su consumo, pero hay una gran diferencia entre esto y decir que el azúcar es el mal, tóxico, la raíz de todos nuestros problemas y adictivo. Es un aspecto más de nuestra alimentación, si la gente termina pensando que el azúcar es una droga adictiva la estás empujando hacia dietas desequilibradas, ya que está presente de manera natural en las frutas y en las verduras. Se trata de consumirlo de forma moderada, pero no de demonizarlo.

P. Se pone realmente serio cuando habla de alimentación y cáncer…

R. El diagnóstico de cáncer constituye un episodio muy traumático y hay gente que explota esa situación tan vulnerable en la que las personas pueden tomar decisiones que no tomarían normalmente. En estos casos, la medicina tradicional te va a proporcionar las mayores oportunidades para sobrevivir, pero no te dará ninguna certeza. Y en esa terrible situación vital llega esa gente tan peligrosa que vende falsas certidumbres. Creo que debería haber regulaciones mucho más estrictas para intentar frenar a quienes generan esperanzas falsas en enfermos que atraviesan la parte más difícil de sus vidas. Algunas de estas falsas promesas tienen que ver con dieta y alimentos, y esto es terrible.

P. ¿Existen superalimentos o son más bien súper campañas de marketing?

R. Los superalimentos tienen un gran trabajo de marketing detrás, es solo un término que funciona fenomenal hoy para introducir nuevos productos. Curiosamente solo parece aplicarse a los que
son muy caros y difíciles de encontrar. Con la comida normal y corriente no ocurre. Podríamos decir lo mismo de la zanahoria, la cebolla o las patatas, podrían ser superalimentos, pero no son lo suficientemente caros ni exclusivos. No importan los alimentos individuales, sino el conjunto de lo que comemos.

P. ¿Por qué dice que lo natural no es siempre lo mejor?

R. Hay muchas sustancias naturales que te matarían si las probaras. La definición técnica de algo natural se basa en que no haya sido químicamente modificado. Si eres vegano es muy importante que tomes un suplemento de vitamina B12, algo químicamente modificado; por tanto, si dices que solo tomas cosas naturales no puedes consumir este suplemento que es tan importante para ti. Existen ejemplos de sustancias químicamente modificadas que sí son dañinas, como las grasas trans que hay en toda la bollería industrial, pero solo por el hecho de que una comida haya sido tratada químicamente no es más dañina, y, por el contrario, solo porque algo sea natural no es más seguro.

P. ¿Cuál es su ‘nutrichorrada’ favorita?

R. Hmmm… Todavía no he hablado del aceite de coco. Hace muy pocos años era visto como pernicioso, y de repente lo reinventaron como superalimento. Tanto antes como ahora es una fuente de grasas saturadas; no estoy diciendo que no debamos consumirlo, pero es falso que combata no sé cuántas enfermedades. Esos supuestos beneficios solo los encontrarás en internet, sobre todo por parte de los embajadores de las marcas. A mí me sabe a rayos y hace que todo lo que toca sepa a crema solar. No está tan mal si se lo echas al curry, pero no soy fan. Y si vas a comerte algo que te sabe a rayos porque crees que te está proporcionando un beneficio milagroso, creo que estás haciendo algo francamente mal.

P. Después de toda esta crítica y destrucción, ¿podría dar algunos consejos ‘científicos’?

R. Así de fácil: a no ser que tengas una enfermedad concreta, no excluyas nada de tu dieta. ¡Ah, y a comer pescado, que está buenísimo!

Redacción QUO