A lo largo de las últimas semanas, organizaciones no gubernamentales como Oxfam o Médicos Sin Fronteras se han visto envueltas en escándalos de corrupción y acusaciones de abusos sexuales. Todo ello ha mermado notablemente su credibilidad.
Ahora un reciente estudio, publicado en el Journal of Trust Research, revela cómo las juntas directivas pueden abordar proactivamente la mala conducta de sus directivos para aumentar la confianza pública hacia una organización.

Los científicos, liderados por Cecily D. Cooper, evaluaron cómo los miembros del público podrían reaccionar ante dos respuestas diferentes: despedir al personal implicado o mantenerlo después de que haya ofrecido una disculpa y reconocido sus faltas.
El equipo de Cooper descubrió que ambas tácticas aumentaban la confianza hacia la organización, pero de diferentes modos. Según los autores, al despedir al directivo, la organización se distancia del transgresor, dejando intacta la reputación de la organización. Sin embargo, en casos donde el responsable debe permanecer en su puesto, disculparse y reconocer su mala conducta, alientan a otros a verlo como un “pecador reformado”, ayudando a reparar la confianza en la organización.

Los autores sugieren que los responsables de las organizaciones o empresas deberían considerar la mejor señal de que 1) el culpable es distinto del resto del liderazgo superior (que se supone confiable), o 2) que ha aprendido una lección del evento y será un líder reformado en el futuro.

“Las transgresiones de los directores ejecutivos – explica Cooper en un comunicado –, como el uso de información privilegiada, el desvío de fondos corporativos para uso personal o el comportamiento inapropiado, son lamentablemente una historia común. Las acciones tomadas por la junta directiva son instrumentales cuando se trata la mala conducta de uno de sus miembros. La junta puede enviar diferentes señales a través de tácticas como despedir al director ejecutivo u obligarlo a disculparse y pagar un coste personal. Este tipo de acciones son clave para reparar la confianza en la organización asociada. Cualquiera de estas estrategias puede abordar la falta y comenzar a reconstruir la confianza, pero si el directivo necesita mantenerse con la compañía, la última estrategia (que enfatiza el arrepentimiento del CEO) debe ser adoptada».

Pero, ¿es suficiente?

Juan Scaliter