Si China continúa las mismas tendencias de consumo actual, en 2050 necesitará más de tres veces la cantidad de leche que produjo en 2010. El problema es que, sin cambios en sus líneas de suministro actuales, la demanda elevará las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de la ganadería en un 35% y aumentará la contaminación por nitrógeno de la producción láctea en un 48%.
“Las consecuencias de mantenerse en un escenario en el que sigan produciendo como lo hacen ahora mismo, son impensables”, señala Zhaohai Bai, autor principal de un estudio publicado en Global Change Biology.

Las alternativas obvias tampoco son atractivas, señala Bai. Producir toda la demanda extra agregaría la carga ambiental de las enormes importaciones de alimentos para animales, mientras que la importación de leche al por mayor adicional, simplemente trasladaría los problemas a las naciones exportadoras de leche.
«Para un futuro lácteo más sostenible a nivel mundial – agrega Bai en un comunicado –, las regiones con alta demanda de leche, como China, deben igualar las eficiencias de producción de los principales productores del mundo. Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarían mucho más modestamente y el uso de la tierra también se contraería”.

Históricamente, China no era un consumidor potente, menos de dos litros por personas por año en 1961, pero la creciente prosperidad ha elevado el consumo más de 25 veces en las últimas cinco décadas, lo que ha llevado al país a ser el cuarto mayor productor de leche del mundo.
«Nuestros hallazgos – concluye el coautor Michael Lee – muestran cómo los cambios en la nutrición animal y la cría, así como mejoras en las tecnologías de producción, pueden satisfacer las crecientes demandas de leche en todo el mundo de manera más eficiente y sostenible para los productores de todo el mundo”.
El título del artículo es Global environmental costs of China’s thirst for milk.

Juan Scaliter