Un grupo de científicos del Hospital Infantil de Cincinnati descubrieron cómo una mutación genética afecta la función de las células T, provocando desórdenes inmunes. Los resultados, publicados en Nature Communications, permitieron probar un tratamiento destinado a reparar las células inmunes de un adolescente de 16 años con un nivel anormalmente bajo de glóbulos blancos.
El descubrimiento se centra en la mutación del gen Gimap5, fundamental en la formación y función saludables de las células T CD4 +, los “supersoldados” del sistema inmune contra la infección y la enfermedad.
Los trastornos del sistema inmune conducen a una actividad inmune que puede ser anormalmente baja o hiperactiva. Las enfermedades vinculadas a la inmunodeficiencia disminuyen la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones, mientras que la autoinmunidad impulsa al cuerpo a atacar sus propios tejidos. Ambas son causas comunes de enfermedad y el mal funcionamiento de las células T está relacionado con ambas.
En este contexto, la proteína asociada con el gen Gimap5 es importante porque regula una enzima llamada GSK3. Si GSK3 no se inactiva, causa daño al ADN en las células T, impidiéndoles funcionar correctamente. Los expertos probaron fármacos que inhiben GSK3 en ratones y en células sanguíneas humanas, mejorando la función del sistema inmune en ratones y restableciendo la función normal de las células T en las células humanas.
Actualmento, los inhibidores de GSK3 se utilizan para tratar otras enfermedades como el Alzheimer, trastornos del estado de ánimo y la diabetes mellitus.

«Nuestros datos sugieren que los inhibidores de GSK3 mejorarán la supervivencia y la función de las células T y pueden prevenir o corregir los trastornos relacionados con el sistema inmune en personas con mutaciones de Gimap5 – concluye Kasper Hoebe, líder del estudio, en un comunicado – . Dirigirse terapéuticamente a esta vía puede ser relevante para tratar a las personas con mutaciones Gimap5 relacionadas con autoinmunidad en la diabetes tipo 1, el lupus eritematoso sistémico o el asma”.

Juan Scaliter