La luna llena es algo que fascina al ser humano. Tanto, que su influencia ha sido considerada la causante de mitos como el del hombre lobo, y de creencias como que provoca que la gente se vuelva irracional, o que en esas noches se produzcan más asesinatos, accidentes e incluso nacimientos de niños. Desde hace varios siglos circula también la creencia de que nuestro satélite puede ser además una de las causas de los terremotos. Pero, ¿tiene alguna base esa idea?

Para tratar de averiguarlo, miembros del Servicio Geológico de los Estados Unidos han realizado un estudio en el que han analizado más de doscientos terremotos de grado 8 en la escala de Richter, sucedidos desde el siglo XVII, y los han comparado con los datos referentes a las fases lunares que había en el momento en el que sucedieron. Y, si bien es cierto que en algunos casos si han detectado luna coincidencia entre la fase de pleniluio y el estallido de alguno o varios de dichos terremotos, el porcentaje es tan pequeño que lo más probable es que se deba al puro azar.

Hay que recordar que, en 2016, un estudio realizado por la Universidad de Tokio, propuso una curiosa hipótesis: que en la fase de luna llena, al estar alineados el Sol y la Luna, la presión gravitatoria que ejercen sobre las mareas empuja en la misma dirección. Y esa fuerza podría ser el impulso definitivo que haría que las placas terrestres que están en un equilibrio precario, acabaran de deslizarse provocando un terremoto. Pero, lo dicho, solo era una hipótesis.

Por eso, los autores del nuevo estudio creen que no hay indicios de peso para pensar que la Luna tiene una influencia directa en los terremotos. Aunque avisan de que, más tarde o temprano, se producirá alguno que vuelva a coincidir con el plenilunio, lo que provocará que esa antigua creencia vuelva a cobrar fuerza en el imaginario popular.

Vicente Fernández López