Al pensar en los planetas de un sistema solar, la idea general es que todos giran alrededor de su estrella en el plano ecuatorial de la misma. De hecho, la noción habitual es que la estrella también gira, y su eje de giro se alinea con los de las órbitas planetarias, dando la impresión de un sistema bien ordenado. Pero la naturaleza es caprichosa, como lo descubrió un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Ginebra, Suiza. Los expertos, liderados por Vincent Bourrier, detectaron un sistema planetario que no “obedece” estas reglas. volcado.

El extraño fenómeno se produce en GJ436, una estrella a 33 años luz de distancia de la Tierra, que ya ha hecho fluir mucha tinta, debido a que alberga un planeta, GJ 436b (el primer planeta extrasolar en el que se señaló la presencia de agua), apodado el planeta peludo, porque se puede observar una evaporación constante en su superficie, como si fuera un cometa.
En este estudio, publicado en Nature, el equipo de Bourrier demuestra que, además de la enorme nube de gas, el planeta GJ436b también tiene una órbita muy especial. Es «polar»: en lugar de girar en el plano ecuatorial de la estrella, el planeta pasa casi por encima de los polos estelares.

La inclinación orbital de este planeta, cuatro veces mayor que la de nuestro planeta, es la última pieza de un rompecabezas que ha desconcertado a los astrónomos durante 10 años: a diferencia de los planetas del sistema solar cuyas órbitas forman círculos casi perfectos, el de GJ 436b forma un plano o elipse fuertemente excéntrica, es decir, su distancia a la estrella varía a lo largo de su órbita.
“Este planeta está bajo enormes fuerzas de marea (el resultado de la diferencia de la fuerza gravitacional a lo largo del diámetro de un cuerpo) porque está increíblemente cerca de su estrella, apenas al 3% de la distancia Tierra-Sol “, afirma Bourrier.

Los mismos cálculos predicen que el planeta no siempre ha estado tan cerca de su estrella, pero podría haberse acercado recientemente (al menos en una escala cósmica). Por lo tanto, el «planeta que se evapora o planeta peludo» no siempre se habría evaporado, sino que habría sido empujado hacia la estrella por la gravedad de un compañero aún no detectado. Para el equipo de Bourrier, la caza continúa: «Nuestro próximo objetivo es identificar el misterioso planeta que ha trastornado este sistema planetario”.

Juan Scaliter