El estudio parece salido de la famosa escena de Jurassic Park, en la que parte del ADN de un dinosaurio se obtiene de un mosquito encerrado en ámbar. Solo que en este caso se trata de una garrapata y esta no cederá ningún ADN que construya dinosaurios: todos los intentos de extraer ADN de muestras de ámbar ha resultado infructuosos debido a la corta vida de esta molécula compleja.

De acuerdo con un reciente artículo publicado en Nature Communications, las garrapatas fosilizadas descubiertas en ámbar, muestran que estos parásitos chuparon la sangre dedinosaurios con plumas hace casi 100 millones de años. Atrapada, junto a una pluma, dentro de una pieza de ámbar birmano, el insecto aporta importante información ya que los fósiles de criaturas parásitas que se alimentan de sangre junto a restos de su huésped son extremadamente escasos, y este nuevo espécimen es el más antiguo conocido hasta la fecha.
«Las garrapatas son organismos parásitos chupadores de sangre, que tienen un tremendo impacto en la salud de los humanos, el ganado, las mascotas e incluso la vida silvestre, pero hasta ahora carecíamos de una clara evidencia de su papel en el pasado– señala Enrique Peñalver del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y principal autor del estudio.

El ámbar del Cretáceo proporciona una ventana al mundo de los dinosaurios con plumas,algunos de ellos antepasados de las aves modernas. De hecho, la pluma hallada en el ámbar es similar en estructura a las de las aves actuales y ofrece la primera evidencia directa de una relación de parásito-huésped entre las garrapatas y los dinosaurios con plumas.

«El registro fósil – añade Ricardo Pérez de la Fuente, coautor del estudio – nos dice que las plumas como la que hemos estudiado ya estaban presentes en una amplia gama de dinosaurios terópodos, un grupo que incluía formas terrestres sin habilidad para volar, así como dinosaurios similares a las aves capaces de volar. Por lo tanto, aunque no podemos estar seguros de qué tipo de dinosaurio es el propietario de esta pluma, la antigüedad nos confirma que no pertenece a un ave moderna”.

Los investigadores encontraron evidencia adicional indirecta de garrapatas que parasitan dinosaurios en la garrapata terrible de Drácula (Deinocroton draculi), que pertenece a un grupo extinto de garrapatas. Esta nueva especie también se encontró dentro del ámbar . Se trataba de un espécimen tan bien alimentado (lleno de sangre, aumentando su volumen aproximadamente ocho veces más que las formas no hinchadas. A pesar de esto, no ha sido posible determinar directamente su animal huésped.

Juan Scaliter