De acuerdo con los expertos, la divergencia más dramática entre los humanos y otros primates se puede encontrar en el cerebro. Sin embargo, todas las regiones del cerebro humano tienen firmas moleculares muy similares a las de nuestros parientes de primates, aunque algunas contienen patrones claramente humanos de actividad genética que marcan la evolución del cerebro y pueden contribuir a nuestras capacidades cognitivas, según los resultados de un nuevo estudio publicado en Science.
Gracias a un análisis a gran escala (un total de 247 muestras de diferentes regiones del cerebro de humanos, chimpancés y gorilas), un grupo de expertos, liderados por Andre M.M. Sousa, ha descubierto que el cerebro humano no es solo una versión más grande del cerebro de los primates ancestrales sino que también está lleno de diferencias distintas y sorprendentes.
«Nuestros cerebros son tres veces más grandes – explica Sousa en un comunicado –, tienen muchas más células y, por lo tanto, tienen más poder de procesamiento que los chimpancés u otros primos nuestros. Sin embargo, también existen pequeñas diferencias claras entre las especies en cuanto a cómo las células individuales funcionan y forman conexiones».

El estudio mostró que el área del cerebro con la expresión génica más específica para el ser humano es el cuerpo estriado, una región comúnmente asociada con el movimiento.
Los investigadores descubrieron que casi el 12% del ARN mensajero y el 13,6% de los microARN exhibían una regulación diferente en al menos una región del cerebro. En particular, los cerebros humanos mostraban una diferencia en la codificación de enzimas implicadas en la biosíntesis de la dopamina, un neurotransmisor que desempeña un papel importante en la cognición y el comportamiento, como la memoria, el razonamiento, el comportamiento exploratorio reflexivo y la inteligencia general.

También se encontraron diferencias en el cerebelo, una de las regiones evolutivamente más antiguas del cerebro, y por lo tanto más probable que compartan similitudes entre las especies. Los investigadores encontraron que un gen, ZP2, era activo solo en el cerebelo humano, una sorpresa, ya que este mismo gen se había relacionado con la selección de espermatozoides en los óvulos humanos.
Otro hallazgo fue el gen, TH, que también está involucrado en la producción de dopamina y que no se encuentra en las personas con la enfermedad de Parkinson . El TH se expresaba en la en neocorteza y el estriato humano, pero no en la neocorteza de los chimpancés.
Los investigadores también encontraron niveles más altos de expresión del gen MET, que está relacionado con el trastorno del espectro autista, en la corteza prefrontal humana en comparación con los otros primates evaluados.

Juan Scaliter